ENSEÑANZA

Educación rectifica y anuncia que habrá una selectividad para la FP

Alumnos de ciclos formativos acaparan algunas carreras al desaparecer los cupos

Estudiantes de bachillerato se examinan de la prueba de lengua extranjera en un aula de la Universitat Politècnica (UPC), en junio pasado.

Estudiantes de bachillerato se examinan de la prueba de lengua extranjera en un aula de la Universitat Politècnica (UPC), en junio pasado.

M. JESÚS IBÁÑEZ / SARA GONZÁLEZ
BARCELONA

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Al final, aunque aún no se sabe muy bien en qué consistirá el examen, los estudiantes que hayan cursado un ciclo formativo y aspiren a entrar el año próximo en la universidad tendrán que superar una prueba de nivel o selectividad. Como sus compañeros de bachillerato. La decisión, ratificada ayer por Mercedes Chacón, directora general de Formación y Orientación Universitaria del Ministerio de Educación, ha sido recibida con satisfacción y cierto alivio entre la comunidad universitaria catalana, que había llegado a plantear –lo hizo, en concreto, el rector de la UB, Dídac Ramírez, el pasado 4 de agosto– la posibilidad de introducir, de manera unilateral, una prueba de acceso propia.

De hecho, «este o cualquier otro sistema se habría tenido que arbitrar antes, cuando se decidió retirar los cupos reservados a los alumnos procedentes de ciclos formativos y permitirles la entrada libre a los estudios universitarios», objetó ayer la rectora de la Universitat de Girona (UG), Anna Maria Geli. «Lo que ha ocurrido este año no ha sido equitativo», lamentó Geli.

En el caso de Girona, las plazas para cursar titulaciones como Educación Infantil y Primaria o Enfermería han sido prácticamente copadas por estudiantes de ciclos formativos, la antigua Formación Profesional (FP). Y no es un ejemplo aislado. En otras universidades, la proporción del 75% para los bachilleres y el 25% para los alumnos de ocupacional que hasta ahora se daba en las aulas de primero «prácticamente se ha invertido en algunas facultades», admitía ayer Josep Ribas, director general de Universitats de la Generalitat. Uno de los casos más flagrantes es el de Educación Infantil en la UAB, donde el 83% de los alumnos del próximo curso procederán de ciclo formativo.

MAESTROS Y ENFERMEROS / Además de en Ciencias de la Educación y Enfermería, el fenómeno también se ha producido, aunque en menor medida, en el grado de Trabajo Social, indicó Ribas. Eso ha hecho que aproximadamente 6.000 bachilleres, que sí tuvieron que superar la selectividad, se hayan quedado sin plaza en las carreras escogidas, pese a tener una nota superior o similar a la que se reclamaba el curso pasado.

«La previsión es que muchos de esos estudiantes que ahora se han quedado fuera se recoloquen en septiembre, cuando se vayan cerrando las matrículas», manifestó el director general, que descartó la posibilidad de ampliar plazas en las carreras más demandadas, como habían solicitado algunos responsables universitarios. Para darles cabida, indicó la rectora Geli, «sería preciso ampliar la plantilla de profesorado y eso requiere de una mayor dotación de recursos».

Más que de dar una salida a los estudiantes de bachillerato que se han quedado sin plaza, la Generalitat está pendiente de ver cómo se adapta el nuevo alumnado a la vida universitaria. Existe el temor, admitió Ribas, de que aumente el abandono. «Quienes han cursado un ciclo formativo han estudiado unas materias con un gran contenido práctico, muy ocupacional. Llegar a la universidad y tener que estudiar materias más teóricas puede resultarles decepcionante y conducirles al abandono», dijo el director general.

PRUEBA HOMOLOGABLE / Dos cosas le pide la Generalitat al Gobierno. La primera: «Que diga cuanto antes cómo serán esas pruebas de nivel, para que a los alumnos que acaben el próximo junio los ciclos formativos no les coja por sorpresa». Y, la segunda: «Que, cuando decida el contenido, este sea comparable y homologable a las pruebas de acceso que realizan los estudiantes de bachillerato».

La labor que el ministerio tiene por delante no es sencilla. «Para que se hagan una idea, se imparten unas 600 materias en los distintos cursos de formación ocupacional. ¿De cuántas de ellas van a tener que examinarse los alumnos para superar la prueba de acceso a la universidad?», se preguntó Ribas. Lo que tiene claro el Govern es que no aceptará que la antigua FP se convierta «en una forma de entrar en la universidad por la puerta de atrás».