TRIBUNALES

Uralita deberá pagar 4 millones a los vecinos que inhalaron amianto

Un grupo de los vecinos del Vallès afectados por la asbestosis, el pasado mayo.

Un grupo de los vecinos del Vallès afectados por la asbestosis, el pasado mayo.

ALBERT SEGURA
CERDANYOLA DEL VALLÈS

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Los vecinos afectados por la inhalación de polvo y fibras de amianto procedentes de la fábrica de Uralita en Cerdanyola del Vallès han logrado una sentencia que marca un antes y un después en la justicia española. Según se hizo público ayer, el Juzgado de Primera Instancia número 46 de Madrid ha condenado a la empresa Uralita a indemnizar con 3.918.594,64 millones a 47 vecinos de Cerdanyola del Vallès y de Ripollet por los daños derivados de su cercanía a la fábrica que la empresa

–que ha anunciado que recurrirá– tenía entre ambas localidades.

La sentencia es pionera en España, ya que por primera vez se condena a una firma a compensar económicamente a personal no vinculado profesionalmente con la producción por la incidencia medioambiental. Hasta ahora, tan solo se habían reconocido las secuelas en extrabajadores y no en vecinos, como es el caso. Según el fallo, los demandantes contrayeron enfermedades vinculadas al amianto, ya fuera por las emisiones de la fábrica junto a la que residían, por la manipulación de la ropa de trabajadores en sus domicilios o por la degradación de residuos de la fábrica.

SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN El material de Uralita, reconocido en una de sus formas más comunes como una pieza de techo ondulada de color grisáceo, se convirtió a lo largo del siglo XX en uno de los elementos más comunes en la construcción. A partir de los 50 se empezaron a detectar los primeros casos de extrabajadores afectados por dolencias respiratorias vinculadas a las fibras de amianto, unas partículas que se concentraban en el interior de la planta y que se liberaban por las ventanas. Inhalar a diario grandes cantidades de polvo fue la forma como decenas de vecinos de Cerdanyola y Ripollet contrajeron enfermedades como fibrosis pulmonar, tumores en la pleura y cáncer de pulmón.

El amianto o fibrocemento se consideró ilegal desde el año 2002, cinco años después que la empresa cerrase la planta vallesana. El fallo llega después de siete años de pulso judicial y de varias sentencias que avalaban la relación de la inhalación de fibras con las enfermedades que afectaban a extrabajadores de Uralita. Durante el proceso, la empresa alegó que siempre cumplió con las normas de seguridad laboral y que sus protocolos se avanzaron a la legislación española. «El hecho de tener una prueba de que han tenido contacto con el amianto provoca una situación de angustia, por lo que el juez considera justificado que además reciban una indemnización por daños morales», explicaba ayer el abogado Jordi Calvo, que señala que Uralita deberá abonar los casi cuatro millones a los afectados que viven y a los herederos de los que ya hayan fallecido.

LOS FALLECIDOS Precisamente quienes están en mente de los supervivientes que han ganado el juicio son aquellos que murieron sin saber que la enfermedad que padecían había sido causada por el amianto. «Es muy fácil acordarnos de los vivos, pero el recuerdo es para la gente que ya no está con nosotros y que por desgracia no podrán vivir la satisfacción de ver que se les da la razón», lamenta el presidente de la Asociación de Afectados por el Amianto de Cerdanyola y Ripollet, Leontí Trabalón.

La noticia sacudió ayer la ciudad, que desde hace poco más de un año dispone de un programa destinado a desmontar las piezas de amianto de las casas particulares a través de un protocolo que garantiza la seguridad de quienes lo manipulan y lo trasladan hasta un punto verde. El ayuntamiento se felicitó ayer de la sentencia, que reconoce el sufrimiento de tantas familias que hasta la fecha han afrontado el problema de la asbestosis.