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Los 'abogados electrónicos' ganan espacio en los juzgados

Programa informático para analizar vídeos de juicios.

Programa informático para analizar vídeos de juicios.

MICHELE CATANZARO
BARCELONA

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Desde el 2006, los letrados de la ciudad de Zibo, en la provincia china de Shandong, introducen los datos de los juicios por delitos menores en un programa informático que calcula automáticamente el veredicto. Se trata de un ejemplo extremo en el que el ordenador sustituye a un juez, pero en todo el mundo los juristas están delegando porciones cada vez mayores de su tarea a programas informáticos. Esta tendencia quedó patente en la 12ª edición del Congreso Internacional de Inteligencia Artificial y Derecho organizado en Barcelona por el Institut de Dret i Tecnologia (IDT) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y la editorial Wolters Kluwer La Ley, entre otros.

«No se trata de aplicaciones menores», comenta Pompeu Casanovas, director del IDT. «El negocio de la tecnología aplicada al derecho --añade-- mueve millones de dólares entre editoriales, empresas dedicadas a la inteligencia artificial y sociedades de servicios jurídicos». Con unos 150.000 abogados, la cifra más alta de Europa, España es un enorme mercado para este negocio.

DIVORCIOS PERFECTOS / John Zeleznikov, investigador de la Universidad de Victoria (Australia) y participante en el congreso, es el creador de FamilyWinner, un programa para un «divorcio óptimo». Elsoftware calcula las mejores opciones de repartición de los bienes y la custodia de los hijos tras haber procesado las preferencias de las partes. «Las causas son caras, largas e inciertas», comenta Zeleznikov. «La gente --añade-- quiere evitarlas y FamilyWinner las previene». El programa optimiza las peticiones con métodos de la teoría de juegos. “Estamos logrando que cada parte se quede con un 70% de sus peticiones, de promedio», afirma.

En muchos ámbitos no hay más remedio que recurrir a sistemas automáticos. «En procesos importantes se acumulan millones de documentos válidos como pruebas, afirma Kevin Ashley, de la Universidad de Pittsburg (EEUU), que añade: «Además, sus tipologías varían mucho: correos electrónicos, acuerdos empresariales, vídeos, documentos de redes sociales...» En estas condiciones es muy difícil identificar las pruebas relevantes. Tradicionalmente, se busca entre los documentos con palabras clave, pero este método es cada vez menos eficaz, hasta el punto de que una estrategia para poner en jaque una parte del proceso es inundarla de documentación.

Ashley trabaja en un sistema de búsqueda conceptual capaz de capturar los criterios jurídicos de los abogados: «Se trata de introducir los conceptos legales considerados relevantes por cada parte y casos parecidos conocidos para ayudar al sistema a descubrir los documentos que pueden ser útiles». Este campo de investigación, conocido comoe-discovery,congrega a una parte importante de los científicos del sector. Por ejemplo, cada año los grupos informáticos celebran una competición para identificar el programa que mejor bucea entre las montañas de datos acumulados en los juicios de Enron y contra las tabacaleras.

EXPLORAR VÍDEOS / Casanovas ha producido prototipos de programas que exploran una particular clase de datos: los vídeos de los juicios. «Tras unos años de trabajo, un bufete tiene acumuladas tantas horas de juicios grabados que es muy difícil recuperar en ellos informaciones concretas y relevantes», explica el investigador. El enfoque de su equipo consiste en fragmentar los vídeos en módulos y desarrollar la búsqueda a partir del audio correspondiente a cada uno de ellos para identificar el punto exacto en el cual se encuentra la información deseada.

«La información jurídica acumulada representa un patrimonio inestimable de reflexiones, discursos y argumentaciones hechas por individuos muy brillantes», comenta Zeleznikov. «Quizá el problema principal de la aplicación de la inteligencia artificial al ámbito del derecho –concluye el profesor– es que en el campo jurídico no existe la solución exacta y la respuesta correcta. El derecho es una práctica y el reto es introducir en los programas conceptos de justicia».