entrevista con Manel Pousa, SACERDOTE, PREMI SOLIDARITAT 2007

Manel Pousa: "La prisión es la expresión máxima de nuestro fracaso"

SARA GONZÁLEZ
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO EN GRANADA, EL 19 DE MAYO DE 1945

TRAYECTORIA 35 AÑOS DE TRABAJO EN LOS BARRIOS DE VERDUN Y ROQUETES

Manel Pousa, más conocido como padre Manel, es un sacerdote diocesano que lleva más de tres décadas ayudando a familias y jóvenes necesitados de los barrios de Verdun y Roquetes, en Nou Barris. Su labor educativa, impulsada desde la Fundació Pare Manel, y su trabajo de apoyo a los presos le han valido el Premi Solidaritat 2007, que otorga el Institut de Drets Humans de Catalunya.

--Tras tantos años de trabajo a pie de calle, ¿qué supone para usted que se reconozca su labor social?

--Recibir este premio es para mí un motivo para hacer autocrítica. Significa que creemos en los derechos humanos y que, por lo tanto, tenemos que seguir mojándonos con la sociedad. Aun así, la verdadera satisfacción es ver que la gente te quiere y te apoya.

--¿Por qué decidió ser sacerdote?

--En la década de los 60 estaba involucrado en un movimiento de Iglesia. Éramos un grupo de gente joven y con mucha marcha. Yo era muy idealista, un hippy, y mi mayor referente era un hombre que era sacerdote. Y quise ser como él.

--Su día a día debe de ser duro y tienen que ser muchas las historias que se lleva a casa...

--Nunca te acostumbras a ver tanto dolor y sufrimiento, pero aprendes a llegar a casa y pensar que haces todo lo que puedes. En la cárcel tengo amigos y hago lo que un amigo haría por ti. A veces te toman el pelo, pero son gajes del oficio.

--¿Cuál es la brecha institucional que hace que exista la realidad con la que usted convive diariamente?

--Creo que hay una buena intención política para plantear los problemas sociales, pero falla la ley. La justicia está muy lejos de la realidad. Y la prisión es la expresión máxima de nuestro fracaso. Los problemas no se arreglan encerrando a la gente, sino buscando alternativas rehabilitadoras y que eduquen de verdad.

--¿En qué se basa su educación?

--La tarea del educador es acompañar a la gente. Un educador no es un ser superior, es una persona que se vincula a otra. Y a través de las experiencias comunes avanzan los dos. El educador también aprende, y si no lo hace es que no educa, sino que solo controla. Esto se da mucho hoy en día.

--¿Qué opina del apoyo de la Conferencia Episcopal al PP?

--Me parece lamentable. Tienen una mentalidad conservadora. Las cosas no se pueden solucionar desde una moral prefabricada como pretende el catolicismo. A mí me interesa la persona. Cierto es que hay unos principios éticos, pero hay razones que, por ejemplo, llevan a determinadas mujeres a abortar. Yo he pagado abortos. Y la Conferencia Episcopal Española no se da cuenta de que el Evangelio no condena, sino que ofrece medidas liberadoras.

--Benedicto XVII dice que el infierno existe y está lleno...

--Yo no lo sé, si él ha ido y lo dice tan seguro... Como creyente pongo en cuestión la existencia de un infierno o un purgatorio. No se puede condenar toda la eternidad a una persona. Dividir entre buenos y malos es una actitud infantil.