LA GRAN CITA DEL CINE FANTÁSTICO DE CATALUNYA

'Dhogs': animales sumisos, animales perversos

El director gallego Andrés Goteira sorprende en Sitges con su ópera prima, insólita joya del cine fantástico español reciente

Andrés Goteira, tras la presentación en Sitges de su ópera prima, 'Dhogs'

Andrés Goteira, tras la presentación en Sitges de su ópera prima, 'Dhogs' / PAU MARTÍ

Julián García / Sitges

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuando estudiaba para técnico de sonido en Lugo, Andrés Goteira ejercía de pertiguista en los cortometrajes que se rodaban en la escuela. No quitaba ojo al que dirigía todo aquello, percatándose al instante de que en realidad era eso, dirigir, lo que él quería hacer. Hizo algunos cursillos de cine, educó la mirada con películas de John Casavettes, de David Lynch, de Léos Carax, de Gaspar Noé, cine que no estaba acostumbrado a ver, y sintió que algo le hacía clic en el cerebro. Una década después, Goteira (Meira, Lugo, 1983) visita Sitges con su ópera prima, 'Dhogs', insólita joya del cine fantástico español que bebe de esos referentes y los metaboliza en forma de cine anormal, raro, extrañamente oblicuo. "Me gusta el cine que me provoca algo dentro, que me activa, aunque cueste procesarlo", afirma el director gallego, ilusionado ante la presencia de su debut en la sección oficial a competición de Sitges.

Rodada en gallego, 'Dhogs' es una fascinante rareza que se adentra en el género fantástico tensando hasta el límite las cuerdas de la realidad. Es un relato en apariencia simple, que parte del encuentro casual de un hombre de negocios con una bella mujer que bebe sola en el bar de un hotel, pero que deriva en una retorcida, casi irreal, espiral de violencia. "He querido hablar de la parte perversa del ser humano, de la violencia, en especial de la masculina y, sobre todo, de la pasividad sumisa y egoísta de la gente ante esa perversión", explica Goteira acerca de su filme, altamente simbólico y metafórico ya desde el título (juego de palabras entre 'dogs', perros, y 'hogs', cerdos), y que él, con valentía, considera "de entretenimiento por encima de todo".

El director gallego, ingeniero técnico de telecomunicaciones, ha empleado apasionadamente los cuatro últimos años de su vida en tirar adelante el proyecto de 'Dhogs'. "Yo nunca había hecho cortos profesionales. Había montado cosas con mis amigos de forma amateur". Pero un día sintió la necesidad de hacer "algo en condiciones". Puso su propio dinero, buscó financiación en forma de micromecenazgo y llegó a poner a la venta una cerveza artesana con el título de la película, de la que se vendieron más de 2.000 botellas. Finalmente, los apoyos institucionales permitieron acometer el rodaje. "Ha sido un proceso largo, costoso, difícil, de más de cuatro años. Pero hemos sido cautos, pacientes, hemos aprendido. Estar ahora aquí en Sitges es un premio para nuestro poquísimo presupuesto y nuestra gran falta de experiencia". El filme ha visitado con éxito festivales internacionales como el Bafici de Buenos Aires, el Frighfest de Londres o el Split Film Festival, donde se alzó con el premio a mejor largometraje. "La pena es que aquí no estuvimos. No pudimos recibir el galardón en persona...", recuerda con cierta resignación.

"Me gusta el cine que me provoca algo dentro, que me activa, aunque cueste procesarlo"

Goteira, tipo reflexivo, de habla pausada, tiene ahora en la cabeza otro proyecto. "De cine de género también, experimental, pero querría poder trabajar con condiciones un poco mejores". Recuerda que el proceso de montaje fue un martirio. "Me dedicaba a otro trabajo que no tenía nada que ver con el cine y, en fin, fue algo duro. Esta vez ojalá pudiera tener la cabeza concentrada dos meses solo en el montaje. Creo que he aprendido mucho de esta primera experiencia. Hoy he visto la película en la proyección matinal de Sitges y, bueno, he sentido algo de llaga en un ejercicio de autocrítica pura. Veo cosas que hoy las haría de otra forma. No me siento cómodo viéndola después de tanto tiempo trabajando con ella. Supongo que es normal, que al que no le pasa es que ya lo sabe todo”.