GENTE DE SARRIÀ-SANT GERVASI

Roser Busquets: «Cuando creas, no te enteras de nada más»

Desde el 2007, los artistas del colectivo Art Farró-Putxet abren sus talleres a vecinos y curiosos un fin de semana al año. Por si fuera poco ese privilegio, Roser Busquets, además, regala dibujos suyos a todos los visitantes.

Creativa 8Busquets, en el patio de su estudio con un cuadro.

Creativa 8Busquets, en el patio de su estudio con un cuadro.

LUIS BENAVIDES
BARCELONA

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Contemplar una obra de arte en el taller del autor y con el propio artista como anfitrión. Esta experiencia es posible en el barrio del Putget i Farró gracias a Tallers Oberts, una iniciativa cultural y para todas las edades que acumula ya ocho exitosas ediciones, la última fue el pasado fin de semana. La exprofesora de bachillerato artístico Roser Busquets (Sant Quintí de Mediona, 1943) es una de las ideólogas.

-¿Cómo surgió la idea de abrir las puertas de los talleres?

-En el barrio de Sarrià hacían algo parecido y, al intentar sumarnos, sus organizadores nos aconsejaron hacer una jornada propia por la distancia que nos separa.

-Tenían suficientes artistas para montar una iniciativa en solitario.

-Sí. Ahora tenemos 17, pero hemos llegado a ser 27. El Putget i Farró ha cambiado mucho. Hace 20 años la calle tenía mucha más vida comercial. Aquí delante tenía una carpintería, un horno, muy cerca había una vaquería, varias carnicerías... Muchos bajos cerraron y se convirtieron en viviendas... Y talleres.

-El objetivo de Tallers Oberts es mostrar ese trabajo invisible.

-Los visitantes alucinan. Les dejamos chafardear toda nuestra obra, en nuestro estudio. Los más pequeños, incluso, pueden pintar.

-¿Cuánta gente puede pasar por su estudio en dos días ?

-El año pasado se me ocurrió que la mejor manera para contabilizar las visitas y agradecer su interés era regalar una lámina a todos y cada uno de los participantes. Tenía 200 dibujos y los regalé todos.

-¿En la última edición también ha regalado algo?

-Sí. He acumulado durante este año otros 200 dibujos. Todos eran retratos, a lápiz y acuarela, desnudos. ¡Han volado! Eran retratos rápidos, de entre tres y ocho minutos, con modelos reales en el Centre Artístic de Sant Lluc, en Ciutat Vella.

-¿Y verla en acción?

-El fin de semana de Tallers Oberts sería complicado porque es un goteo constante de visitas, tengo que atenderlas, explicarles mi trabajo...

-Se desconcentraría.

-Cuando estás creando, no te enteras de nada más. Y si te distraes, es porque no estás suficientemente metido. Dicen que cuando pintas se activa una parte del cerebro y el resto queda como adormecido... Por eso dicen que el arte es terapéutico.

-Supongo que relaja.

-También he hecho yoga, y se parece bastante porque entras en un estado que te aleja de las preocupaciones.

-¿Cómo empezó a pintar?

-Mis padres eran payeses, y ya de pequeñita preparaba estampas y adornos en Navidad. Con 15 años me fui de Sant Quintí de Mediona (Alt Penedès) y me trasladé a la casa de mis tíos, en Barcelona, para estudiar en la Escola Massana y me saqué el título de Artes Aplicadas.

-Y se dedicó a la educación.

-Sí. Primero en la escuela Tándem que abrimos mi amiga Rosa Maria Bonet y yo abrimos en (Francolí, 34). Estuvo abierta casi 20 años, y teníamos alumnos de todas las edades. Hacíamos policromía, dibujo, escultura, macramé... Hasta que acabé la carrera de Bellas Artes y empecé a dar clases en centros educativos.

-Ahora los diseñadores trabajan a golpe de ratón. ¿Qué le parece?

-Es cierto que la pintura como oficio se está perdiendo. La juventud ahora tiene otras herramientas, pero no creo que sean mejores ni peores. Yo también he utilizado el ordenador, y está bien. Son maneras diferentes de expresar el arte.