El Poble Sec ofrece muros para la creatividad grafitera

La iniciativa Murs Lliures facilita a través de una web los lugares y los permisos necesarios para pintar al aire libre. El proyecto comienza en las seis caras de tres paredes de Les Tres Xemeneies

Un artista plasma su obra en una de las paredes que hay en el parque de Les Tres Xemeneies, junto a la avenida del Paral·lel.

Un artista plasma su obra en una de las paredes que hay en el parque de Les Tres Xemeneies, junto a la avenida del Paral·lel.

LUIS BENAVIDES
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los artistas urbanos, sobre todo los emergentes, están de enhorabuena. Y es que nunca fue tan sencillo conseguir el permiso para pintar enormes murales en la vía pública de la ciudad de Barcelona. Basta con entrar en la web (www.murslliures.com), rellenar unos pocos campos con datos personales, escoger un muro y una fecha. «Murs Lliures es un proyecto que facilita espacios adecuados, de forma totalmente legal, para fomentar el arte urbano», cuenta Marc Garcia, representante de la Associació Rebobinart, la plataforma artística responsable del proyecto.

Inscribirse en la página requiere apenas cinco minutos. El proyecto llevaba gestándose desde hace más de tres años. «Hemos comenzado con una prueba piloto en los tres muros que hay en el jardín de Les Tres Xemeneies, en el Poble Sec, pero para enero del 2013 ya hemos acordado con el Ayuntamiento la liberación de muros en otros distritos de la ciudad», cuenta Garcia.

ARTE CÍVICO / El proyecto Murs Lliures fomenta el arte urbano, pero también sirve para denunciar todos aquellos grafitos incívicos, que ensucian espacios públicos de la ciudad. Muralistas sí, grafiteros no. «Con estas paredes no conseguiremos erradicar todas las pintadas y menos a corto plazo. El grafitero, en principio, no entrará en nuestras reglas del juego», reconoce el responsable del proyecto. Garcia espera canalizar con incentivos toda esa creatividad al margen de la ley. «Si tienen permisos, podrán pintar tranquilamente, trabajar en obras bien elaboradas, a plena luz del día. Además, nuestra intención es ayudarles para que puedan continuar pintando en lugares únicos de forma remunerada, y llevar su trabajo a las galerías para darlos a conocer como artistas», asegura Garcia.

Este proyecto se estrenó el último fin de semana de octubre y contó con la participación de seis muralistas que se repartieron las seis caras disponibles. «Frente a las chimeneas tenemos tres muros, de 6, 8 y 17 metros de longitud, de dos caras cada uno», precisa el responsable del proyecto, quien espera sumar otra veintena de espacios en toda la ciudad.

ARTE EFÍMERO / Cada semana, dos nuevos artistas proyectarán su creatividad en las dos caras que prefieran. De esta manera, cuatro de las seis obras permanecerán. «Será el propio artista el que decida dónde quiere pintar. Entre los grafiteros existe una especie de código interno muy interesante. Por ejemplo, no pintan encima de una obra que no pueden superar», explica Garcia, un buen conocedor de esta mal llamada subcultura urbana.

Sandro Bedini participó en la primera jornada de Murs Lliures con un mural titulado Love is the drug (el amor es la droga) y comparte la filosofía del proyecto: «Ensuciar la ciudad o aportarle algo a tu entorno es un asunto de responsabilidad, no de permisos. Barcelona necesitaba una plataforma así porque hay muchos muros que pueden enriquecer la ciudad con la aportación de los artistas».

Bedini estudió Bellas Artes y comenzó pintando cuadros hasta que descubrió el gran formato. Ahora realiza murales por encargo (www.sandrobedini.com). «No creo que iniciativas como la de Murs Lliures acaben con el grafito, ni creo que sea ese el objetivo. Lo mejor de este proyecto es que actúa como mediador y, en cierto modo, de filtro de calidad», explica.