SANT ANDREU
Niños con superpoderes
Tres alumnos de Primaria del Ramon Llull ganan un concurso de ideas en inglés con un plan para reutilizar comida La escuela invertirá los 4.000 € del premio en tecnología para las aulas
Ian, Jana y María, de 8 y 9 años, contemplan, satisfechos, una caja de zapatos que contiene una colorida maqueta en plastilina en la que destaca una joven heroína, unas bolsas de basura y una mochila mágica. No faltan detalles como unas nubes y un árbol del que cuelgan vistosas naranjas. Éste es el resultado del trabajo que estos tres alumnos de tercero de Primaria de la escuela Ramon Llull (Biscaia, 439) presentaron a The power of ideas (El poder de las ideas), un concurso organizado por la editorial inglesa Cambridge University Press que pone a prueba la imaginación de los alumnos de primero a sexto de Primaria de toda España.
El trabajo del jovencísimo equipo ha sido elegido el mejor entre 408, lo que ha permitido ganar un premio de 4.000 euros que se invertirá en tecnología educativa.
«Nuestra superheroína puede volar y tiene el poder de aspirar la comida mala que la gente tira a la basura y convertirla en comida buena gracias a su bolsa mágica», explica Yxart, el miembro más extrovertido del grupo. Su compañera Esmerats, niña dulce y tímida, tenía claro que quería trabajar con plastilina: «Si hubiéramos usado plástico, no podríamos arreglar a la heroína si se rompe o estropea».
Aunque inicialmente iban a llamar el proyecto Super Girl (superchica), después de darle vueltas acabaron bautizándolo como The super good food (la comida superbuena), un nombre más acertado con la idea de aprovechar la comida. «Se podría guardar lo que sobra y dárselo a los niños que no pueden comer», plantea Ruppmann, que, como sus compañeros, está muy concienciada con el problema del hambre en el mundo. Su colegio tiene una oenegé que coopera con proyectos de ayuda a niños de Gambia.
PIZARRAS INTERACTIVAS
Además de desarrollar su talento y espíritu solidario, este proyecto les ayuda a ampliar su vocabulario inglés. «Ha sido muy divertido y hemos aprendido palabras nuevas, como garbage o fly», añade, orgullosa, Ruppmann. También se siente así su profesora de inglés y tutora del proyecto, Pilar Justícia, que destaca que «equipos heterogéneos han aportado cosas distintas».
Tanto Justicia y los tres alumnos reconocen que había trabajos excepcionales que merecían ganar y que el mérito del suyo está en que «la idea de recuperar alimentos es viable». Oriol López, director del colegio, destaca lo más positivo: «Es una actividad en equipo que les ha dado poder para gestionar y decidir, algo muy importante para ellos». También lo son los 4.000 euros del premio, que se invertirán «en pizarras interactivas y en tecnología».
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