Mezquita de quita y pon en Sants-Montjuïc

Interior de la sede del Centre Cultural Islàmic, en Camí de la Cadena

Interior de la sede del Centre Cultural Islàmic, en Camí de la Cadena

ANNALISA PALUMBO / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una nave de Can Batlló (Constitució, 19) destinada al derribo acoge provisionalmente el Centre Cultural Islàmic de Sants, una entidad que lleva más de 30 años operando en el barrio de La Bordeta. «Somos una de las entidades islámicas más antiguas de Barcelona, y solo queremos un sitio donde reunirnos de forma digna», afirma el portavoz del centro, Hafid Aarab.

La sede del Centre Cultural Islàmic se ubica en un edificio de Camí de la Cadena que se ha quedado pequeño, dada la gran afluencia de musulmanes a sus actividades sobre todo las oraciones del viernes. Las dimensiones reducidas del espacio obligaban a los fieles a rezar en la calle, hasta que, en el marco de un plan de reurbanización, el ayuntamiento empezó unas obras en la calle de Parcerisa, que cruza con el Camí de la Cadena. Las vallas impedían que los fieles pudiesen rezar.

«Nos pusieron las vallas el jueves 8 de enero por la noche. Cuando fuimos a rezar el viernes, casi no se podía pasar. Ni nos avisaron», subraya Aarab. «Esto generó un fuerte malestar y la comunidad islámica decidió manifestarse una vez por semana, hasta obtener una solución del ayuntamiento», sigue. El consistorio, dada la amenaza de movilización popular, ofreció la nave 120 de Can Batlló a cambio de la promesa de suspender las manifestaciones.

Firmado el acuerdo, los fieles se desplazaron hasta la nave 120 de Can Batlló para rezar las oraciones del viernes. «Nos encontramos con un edificio en ruinas, sin luz ni agua. Ni siquiera estaba limpio y hemos trabajado mucho para adecentarlo», explica Aarab.

Por estas razones, el Centro Cultural Islàmic sigue pidiendo un espacio donde llevar al cabo sus actividades culturales, como el soporte escolar, las clases de árabe y las charlas. «El sábado por la noche solemos hacer conferencias, que no podemos desarrollar en la nave 120 porque no hay luz», afirma Aarab, que cree que el aspecto religioso ha de ser considerado como una parte de las actividades del centro. Según las condiciones del acuerdo, el consistorio se encargará de encontrar una solución antes del 30 de abril.

RESPUESTA MUNICIPAL

Fuentes municipales puntualizan que el Centre Cultural Islàmic, que se define como entidad cultural, también se reúne para seguir los preceptos de la religión musulmana. «No solemos ceder edificios públicos por usos religiosos. En este caso lo hemos hecho, provisionalmente, porque la sede del centro está indirectamente afectada por una reurbanización promulgada por nosotros», afirman fuentes del consistorio. Subrayan que, una vez terminadas las obras, el centro tendrá que buscar por su cuenta un espacio donde poder desarrollar sus actividades.

La nave 120 se derribará durante el próximo mandato municipal, ya que su solar formará parte del parque de Can Batlló. Por lo tanto, el ayuntamiento no piensa mejorar un edificio destinado a la demolición. «Los acuerdos tomados con el centre cultural trataban de un lugar para acoger las oraciones del viernes y posteriormente han pedido desarrollar dentro sus actividades culturales», explican las mismas fuentes municipales.

Cabe subrayar que el acceso a la nave está permitido de viernes a domingo, días de oraciones. Además, la nave se encuentra en el medio de una zona de obras y cada viernes se habilita un pasillo protegido para permitir el acceso.