UNA historia de SANTS-MONTJÜIC...

Cal Drapaire, el megabloque que levantó un trapero en 1925

240 viviendas componen el inmueble que mejor representa la fortuna de Pau Fornt Valls

Cal Drapaire 8 El imponente edificio construido entre 1925 y 1927.

Cal Drapaire 8 El imponente edificio construido entre 1925 y 1927.

ANNALISA PALUMBO / BARCELONA

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Un impresionante edificio de 240 viviendas lleva casi 100 años acogiendo familias en su interior. Las Cases del Drapaire Cal Drapaire (Gran vía de les Corts Catalanes, 272-282) fueron construidas entre 1925 y 1927.

«Con 11 plantas y seis escaleras interiores disponían hasta de ascensores e incluso de teléfonos distribuidos en la planta baja, media y alta», aclara Carlos Martinez, dueño de la granja La Tassa, ubicada en uno de los bajos del edificio. «Para evitar dar la vuelta a todo el inmueble, se construyeron túneles que lo atravesaban desde dentro. Más tarde estas galerias fueron utilizados como refugios o escondites», sigue.

El promotor de esta construcción imponente, que durante años fue considerada la mayor de la ciudad, fue Pau Fornt Valls (1869-1936). Nacido en Sant Pere de Riudebitlles (Alt Penedès), con 12 años se marchó a Barcelona, donde empezó a trabajar como mozo del drapaire, trapero, Jaume Aloi.

Con 16 años y un gran sentido para los negocios, Fornt se independizó y alquiló su primer local en el futuro barrio de Sants. Años más tarde, comerció con Francia e Inglaterra, fue concejal del Ayuntamiento de Barcelona y con 67 años fue asesinato por unos militantes de la Falange durante la guerra civil.

El testimonio más importante de su riqueza fue la construcción de las Cases del Drapaire, que por aquel entonces destacaban en la Gran Vía. «Aquí no había nada y el edificio estaba habitado por gente humilde -sigue Martinez-, pero él vivía aquí, en un dúplex en la parte central de las últimas dos plantas». El proyecto del edificio contaba con nueve plantas y las obras sufrieron un parón cuando el Ayuntamiento se enteró que se estaban construyendo 11. «Fornt declaró que iba a construir dos plantas más para no dejar sin trabajo a los obreros», explica Martinez.

«La mujer de Fornt, Doña Concepció, bajaba a comprar cada día con un vestido nuevo», cuenta Nuria Rubio, mujer de Martínez y cuya familia lleva en el edificio desde 1934. Fornt dedicó el inmueble a su mujer y colocó la virgen de la Concepció en la última planta. «La imagen fue destruida por los republicanos, pero el edificio sigue llamándose de la Concepció», cierra Martinez.