A PIE DE BARRIO

Santa Coloma pide más ayudas sociales y menos construcción

Con Singuerlín y Centre de Santa Coloma, el diario sigue esta semana con el ciclo de entregas de barrios de Barcelona y su entorno metropolitano

DAVID PLACER / MARINA MUÑOZ
SANTA COLOMA DE GRAMENET

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En plena resaca inmobiliaria, los barrios de Santa Coloma de Gramenet que todavía tienen posibilidad de asimilar nuevas construcciones de edificios piden dejar atrás la época de expansión urbana para centrarse en la atención social a las familias más necesitadas. Tanto la población local como los inmigrantes coinciden en que el gobierno municipal no ha destinado recursos suficientes para atender a una población que sufre una creciente tasa de desempleo y que sobrevive sin ningún tipo de ingresos. También comienza a preocupar la situación de las familias desahuciadas por los impagos hipotecarios.

La reflexión no es un asunto menor en una ciudad dominada por bloques de viviendas que fueron construidos con una discutible planificación durante los años sesenta. Hoy, el barrio del Centre y especialmente Singuerlín conforman una zona donde todavía hay terrenos disponibles para la construcción de nuevos bloques. «No caben más pisos. No se puede hacer una ciudad hacia arriba. Hay más de 4.000 viviendas vacías. Las tendrían que llenar y que no se construyeran más», opina Jaume Abelló, un vecino de 52 años del barrio de Singuerlín.

La principal preocupación de la zona es hoy más que nunca el creciente desempleo y la situación de precariedad social de muchas familias de la ciudad. La inquietud es casi unánime entre los inmigrantes que viajan cargados de currículos, certificados de cursos y comprobantes de experiencias anteriores. Es el caso de Mohammed Driouch, un desempleado de 37 años que vive desde hace seis años en Santa Coloma. «Cuando llegué, la situación estaba mucho mejor. Pero cada vez hay menos actividad y no hay ayudas de ningún tipo. No sé si es culpa del gobierno, del ayuntamiento o de quién pero creo que la gente afectada por lo que está pasando se debería unir para protestar como ha pasado en los países árabes», vaticina Driouch.

«La ciudad ha mejorado muchos aspectos pero creo que todavía hay un tema pendiente: las políticas para crear empleo en el municipio», opina Eugenio Sesmilo, un jubilado de 65 años.

Los barrios de Singuerlín y Centre mantienen un bajo índice de inmigración en comparación con otras zonas de la ciudad donde el porcentaje de extranjeros se acerca al 40% de la población. Aún así, algunos comerciantes y vecinos creen que es el principal problema también en estos barrios. «Prácticamente solo tenemos bares de chinos y pequeños comercios de paquistanís. De españoles cada vez hay menos», asegura Conchi Luque, que cree que el gobierno central debería controlar la entrada de inmigrantes al país aunque reconoce que el ayuntamiento puede hacer poco para gestionar su presencia en la ciudad.

ESCUCHAR A LOS VECINOS / Con el estallido del caso Pretoria, en la que se investiga blanqueo de capitales y pagos amañados en el plan urbanístico de las torres Cubics, Santa Coloma de Gramanet perdió parte del interés de los vecinos y de las asociaciones en los asuntos municipales. Ahora, algunos residentes, preocupados por este distanciamiento proponen al gobierno municipal interesarse por las problemáticas de sus habitantes. «Tienen que recoger la opinión real de los vecinos y las entidades», expone Josep Pitarque, jubilado de 62 años.

En general, los vecinos creen que sus barrios han mejorado en limpieza y seguridad, pero continúan padeciendo un problema histórico y de muy difícil solución para quienes tienen coche: la falta de aparcamientos. El problema en un municipio con escaso espacio hace que muchos conductores usen las aceras para estacionar. «Cuesta muchísimo y los fines de semana es casi imposible», se queja Daniel Salomón, un estudiante de 19 años.