INCIVISMO EN UNA DE LAS ZONAS MÁS TURÍSTICAS DE LA CIUDAD

Sexo, borracheras y gamberrismo en la Vila Olímpica de Barcelona

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CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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Les da vergüenza que vengan amigos a cenar a casa. No porque su piso sea feo o pequeño, que ni una cosa ni la otra porque son viviendas amplias y luminosas, sino porque la calle y sus alrededores se han convertido en un "verdadero sumidero". No sería noticia si se tratara solo de botellón o de gritos por la noche. Pero sí lo es cuando el interfono aparece lleno de excrementos humanos, cuando el fornicio es habitual en las porterías y al resguardo de los setos cercanos, cuando el robo organizado abunda en el parque de enfrente. Y cuando todo huele a orín y los niños tienen que ir sorteando condones.

Esta es la postal con la que conviven los vecinos de Trias Fargas con Moscou, donde se genera un 'cul de sac' que da acceso a un aparcamiento en cuya bajada no es difícil avistar felaciones. Los residentes, como es lógico, están hartos. Son conscientes de que están muy cerca de la zona de ocio nocturno de la Vila Olímpica, en Barcelona, pero una cosa es la fiesta, el ‘jijijaja’ de los turistas nativos camino de la parada de metro, y otra muy distinta, que usen su calle y los alrededores como si fuera un trapo sucio.

CUATRO NOCHES DE JALEO

La cosa empezó a agravarse hace un par o tres de años. No hay coincidencia en las fechas, pero sí la hay en el grado de desesperación. El caso es que tiempo atrás, el gamberrismo y la prostitución solo les visitaban las noches de los viernes y los sábados. Y era más o menos soportable. Ahora se ha ampliado a la de los jueves e incluso la de los domingos, es decir, cuatro de siete noches con la calle patas arriba. Han instalado cámarasdoble entrada en las fincas; han llamado con ahínco a la Guardia Urbana, pero nada, el lugar tiene la virtud y el defecto de reunir algunas cualidades perfectas para este tipo de incivismo: cerca de los bares nocturnos, al lado de la estación de metro de Ciutadella-Vila Olímpica de la L4, apartado, y lleno de rincones y rinconcitos. Hay que añadir que en la zona hay hasta cuatro colmados en los que el gentío suele surtirse de destilados y alimentos de escaso valor nutritivo. Sobra detallar dónde termina la basura que generan.

{"zeta-legacy-image-100":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/6\/4\/1466608837946.jpg","author":null,"footer":"Excrementos humanos en uno de los interfonos de la calle de Moscou."}}

Una vecina que pide al anonimato y a la que llamaremos Marta explica que hace pocos días, un grupo de chavales jugaba a barquitos. Muy edificante, pero resulta que navegaban sobre un enorme charco de pis que ellos mismos habían generado. Junto a su hijo, hace escasos meses, se encontraron en la rampa del aparcamiento una escena de sexo oral. La subida de la puerta automática se les hizo eterna. Al parecer, las mujeres que ejercen la prostitución en la zona de la Vila Olímpica han hallado en esta calle un remanso perfecto para ganarse la vida.

TURISMO DE BORRACHERA

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"Un punto \"delicado\" del distrito de Sant Mart\u00ed","text":"La Guardia\u00a0Urbana, tras el reguero de llamadas de los vecinos, ha incrementado su presencia en la zona. \"La polic\u00eda sabe que este es un punto delicado del distrito\", aporta Marc Andreu, consejero t\u00e9cnico de Sant Mart\u00ed.\u00a0Marta, residente en la zona, cree que son demasiado blandos con los gamberros, que habr\u00eda que hacerse respetar m\u00e1s. \"Casi parece que pidan perd\u00f3n cuando les piden que se marchen\". Para intentar mejorar la movilidad de la zona, el ayuntamiento estudia la posibilidad de ampliar la acera del lado Llobregat de Trias Fargas, por donde baja y sube la marabunta que va y viene al metro. En el lado Bes\u00f2s est\u00e1 previsto pintar un carril bici."}}

Otro vecino, Enrique, propietario de un piso desde 1992, cuando el barrio empezó a tomar forma tras los Juegos de Barcelona, lamenta la “eclosión de un turismo ‘low cost’ orientado a la borrachera”. Coge el metro cada día a las siete de la mañana y admite “una cierta sensación de inseguridad y miedo ante la gran cantidad de personas ebrias por la calle”. Ha presenciado escenas de sexo junto a su edificio, amén de los gritos, las peleas y el botellón que se han convertido en un mal menor. Tiene un hijo adolescente y por su cabeza ronda la idea de marcharse a otra parte de la ciudad. “Va apareciendo en nuestro horizonte”, comparte. A Enrique le preocupa el día que el chaval empiece a salir de noche. No por lo que pueda perpetrar, sino por el momento de regresar a casa y encontrarse todo ese descontrol. A este educado vecino no le gusta hablar de “mano dura”, pero sí de “respeto de los derechos de la gente”. Por eso receta más política preventiva y mayor presencia policial.

Alberto lleva tres años viviendo en una de las fincas de Moscou y también valora la posibilidad de irse lejos de la Vila Olímpica. Ha sorteado tamponescondonesjeringuillashombres masturbándosegente lavando la ropa en la fuente, personas bañándose desnudas, excrementos, orines, bolsas escondidas entre los arbustos del parque de Carles I con pertenencias presuntamente robadas. También ha sido testimonio de actividades que relaciona con la venta de estupefacientes y cómo incontables turistas sufrían un robo.

Explica Marta que ya se han reunido con el gerente del distrito, Josep Garcia, para expresar el malestar de la comunidad. El ayuntamiento les ha prometido eliminar la zona verde de la calle de Moscou más allá de Trias Fargas e instalar una barrera con candado. Marc Andreu, consejero técnico del distrito de Sant Martí, detalla que el pivote hidráulico se instalará en el 2017, ya que la burocracia presupuestaria no permite abordar esta inversión en el presente curso.

El ayuntamiento también tiene previsto mejorar la iluminación e intensificar las labores de limpieza. Y a medio plazo, una reforma del parque de Carles I que incluiría la eliminación del lago y la creación de unos huertos urbanos. El consistorio baraja la posibilidad de cerrar esta zona verde durante la noche, dejando una pasaralea entre el paseo de la Circumval·lació y el litoral que sería accesible las 24 horas del día. Asimismo, se intentará que TMB abra un nuevo acceso a la estación de metro, más hacia la Ciutadella, que alivie el paso de usuarios por la desmadrada zona de Trias Fargas y Moscou. Este apeadero registra entre 8.000 y 11.000 entradas por día, entre las diez estaciones con más afluencia de la línea 4, según datos facilitados por la empresa de transporte público.