DESPEGUE deL DISTRITO tecnológico

El 22@ todavía tiene 100 hectáreas por explotar, la mitad de su superficie

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CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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Sant Martí es el solar de Barcelona, el distrito con más suelo por reconvertir, con más posibilidades. Solo comparable con la Zona Franca, pero con el añadido de la buena comunicación, de la playa, del bullicio social de un barrio como el Poblenou. También por lo cerca que queda del centro de la ciudad. En esta postal, el 22@ ha vuelto a despegar, y en el último año se han puesto en marcha cerca de 100.000 metros cuadrados de oficina que estarán disponibles antes de dos años. Mucho movimiento, pero el distrito tecnológico todavía tiene la mitad del suelo (unas 100 hectáreas) por explotar. Y la idea es darle un vuelco al plan inicial porque las cosas -y los barrios, y las prioridades- han cambiado.

El Ayuntamiento de Barcelona creó en marzo la comisión municipal del 22@ después de que, en el 2011, el gobierno de Xavier Trias desarticulara la sociedad municipal que gestionaba este enclave para que la cartera que controlaba el teniente de alcalde Antoni Vives, Hábitat Urbano, asumiera el mando.

De los 100.000 metros cuadrados previstos para oficinas en los próximos meses, 70.000 corresponden a obra nueva, y el resto son rehabilitaciones. De este modo, en el distrito 22@, que aglutina 115 manzanas, todavía tiene disponibles 700.000 metros cuadrados para oficinas, de los cuales 450.000 corresponden a terrenos que no se han transformado urbanísticamente, según apunta David Martínez, coordinador de la comisión 22@.

CLÚSTER ECONÓMICO

Las cifras demuestran que el distrito tecnológico pasa por su mejor momento desde que en el 2000 se creara la empresa municipal encargada de comandar la transformación, el tránsito de una zona fabril a un ‘clúster’ económico centrado en las nuevas tecnologías. En los primeros 15 años, el número de empresas se triplicó, pasando de 3.437 a 8.823 compañías que dan empleo a 93.000 personas. De las cerca de 4.500 que en estos años han aterrizado en Sant Martí, casi la mitad eran de nueva creación.

Según cifras municipales, el distrito concentró el año pasado el 40% de toda la inversión en oficinas en Barcelona, con un volumen de 1.300 millones de euros, superando el anterior récord, alcanzado en el 2006, con 1.000 millones. Para tener algo de perspectiva, el gasto durante el 2015 fue de solo 180 millones de euros.

Las buenas perspectivas, alimentadas, según Martínez, “por el 'brexit' y por el 'efecto Trump'”, se acompañan de un cambio de estrategia. O más que un cambio, de un leve viraje hacia sendas más vecinales. La comisión de reciente creación, tras unos años en los que la cosa se ha movido más bien poco, invita a los residentes, universidades, empresas y sociedad civil a “participar del debate y desarrollo del 22@”.

PRECIOS ELEVADOS

La evolución del 22@, sin embargo, depende de la evolución del mercado inmobiliario, puesto que todo lo que está disponible es suelo privado. Al tratarse de un lugar suculento para los inversores, el precio de las oficinas, señala Martínez, “está a la altura de las zonas más ‘premium’ de Barcelona”. De ahí que sea tan difícil que las pymes de toda la vida (el tipo de empresas que más arraigan en el lugar en el que se instalan) apuesten por Sant Martí. Tampoco el precio ayuda. Por el momento, han sido las denominadas ‘start up’ y las grandes tecnológicas las que han apostado por el entorno del Poblenou. Cuando todo lo que se está construyendo empiece a estar listo, el precio del alquiler debería estabilizarse.

En el plan original, la reserva para vivienda en el 22@ era muy reducida. El actual gobierno municipal, a través de la comisión, pretende cambiar esta situación cara a las 100 hectáreas pendientes de planificar. “¿Solo empresas? ¿Es eso crear ciudad? Incluso las compañías que se instalan en el distrito quieren que sus trabajadores tengan algo de vida social cuando salen de la oficina”, sostiene Martínez. Para conseguirlo sería necesaria una reforma del plan general metropolitano (la biblia urbanística de Barcelona y su entorno) como el que ya en su momento permitió el nacimiento del 22@. Debería pasar por el pleno y conseguir el plácet de al menos 21 concejales. “Debería hacerse -añade el responsable municipal- en lugares selectivos”. Eso deja al margen Poblenou o la Vila Olímpica, donde la oferta de vivienda y la vida de barrio están ya garantizadas, con permiso de la gentrificación y la presencia cada vez más masiva de turistas.

Martínez considera que el distrito está empezando ahora su “segunda etapa, un 22@ 2.0”, en la que, en resumen, se mantenga la esencia del proyecto, la consecución de un ‘Silicon Valley’ barcelonés, pero “sin renunciar a generar ciudad”.

El concejal de Sant Martí, Josep Maria Montaner, resume de este modo la actuación municipal en este ámbito: “La idea es poner especial énfasis en una mejor articulación urbana, defensa de los frentes residenciales consolidados, más vivienda pública y atención al patrimonio industrial”.

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