TRAS LA MUERTE DE UN GRANDE

Barcelona se vuelca en Gabo

Algunas de las novelas de Gabriel García Márquez, entre las más buscadas durante la 'diada'

ELENA HEVIA
BARCELONA

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Los siete años que Gabriel García Márquez vivió en Barcelona -aunque fiel a su carácter más bien retraído, no se prodigó mucho en sociedad- han sido recordados una y otra vez tras su muerte. No hay constancia de que el escritor llegase a participar entonces en los actos de Sant Jordi -cuando todavía a la festividad no la había ahogado la marea humana-, aunque sin duda los conoció. No importa. El primer Sant Jordi después de la muerte de Gabo se convirtió ayer en un homenaje al autor, una especie de acto de amor de la ciudad, que se concretó, de la mejor manera, con las ventas de su libros.

A saber: Cien años de soledad se agotó en todos los puestos y solo unos pocos ejemplares de otros títulos se podían adquirir en las librerías menos concurridas. En La Central prácticamente liquidaron las ocho cajas de los libros de García Márquez llegadas entre la tarde del martes y la mañana de Sant Jordi (algo prohibido en otras circunstancias). En Abacus, por el contrario, no tuvieron tiempo de repartir los ejemplares a sus 50 librerías de toda Catalunya y se conformaron con sus mínimas existencia. A media tarde en Casa del Libro apenas se encontraban dos tristes volúmenes de El amor en los tiempos del cólera -la novela favorita de García Márquez y quizá por su tema el título más en sintonía con la fiesta del día- y uno, en bolsillo, de La hojarasca.

Esos fueron los restos del gran esfuerzo que Penguin Random House hizo contra reloj para poner en las librerías de toda España, pero en especial en las catalanas, donde urgían más, los 100.000 ejemplares de nuevas reediciones del autor. Se trata de seis títulos decisivos del autor, entre ellos los más populares Cien años de soledad, Relato de un náufrago, Crónica de una muerte anunciada y El amor en los tiempos del cólera, con el añadido de Vivir para contarla (la de menor tirón comercial) y Memorias de mis putas tristes, con nuevas portadas ilustradas por el artista mexicano Alejandro Magallanes. A eso se han unidos unos 100.000 ejemplares de viejas ediciones de bolsillo o del fondo editorial. Y eso se hizo rompiendo una regla no escrita que impide mandar los libros de Sant Jordi a última hora.  «Estamos convencidos que en los 3 o 4 próximos meses van a ser especialmente buenos para las ventas de García Márquez», aseguró Patxi Beascoa, director comercial de Penguin Random House, sello que en verano lanzará seis nuevos títulos, entre ellos El otoño del patriarca, la novela que escribió en Barcelona.

El detalle más emocionante lo protagonizaron los lectores que se acercaron a firmar el libro de dedicatorias, que Casa Amèrica en Catalunya puso en su puesto de Rambla de Catalunya, y que estará a disposición de todo el que quiera escribir algo hasta el próximo julio cuando se envíe a la casa museo del autor en Aracataca (Colombia). Entre las frases podía leerse:  «Gracias por enseñarme a leer».