EL PERSONAJE DE LA SEMANA / ALBERT ESPINOSA

Albert Espinosa: un auténtico fenómeno

A este loco de las estadísticas le llueven los dígitos. Medio millón de seguidores de 'Polseres vermelles'. Su última novela está en el 'top ten' de ventas y el DVD de 'Herois' triunfa.

Albert Espinosa posa con unas fans, este sábado.

Albert Espinosa posa con unas fans, este sábado. / Joan Puig

POR TERESA CENDRÓS

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La primera vez que lo vi me cayó genial, aunque no cruzamos palabra. Fue en el 2005. Él estaba en la tele y yo sentada en el sofá de mi casa. Había algo en ese desgarbadodoctor Utrera deAbuela de verano que me enternecía y me hacía sonreír. Sentí curiosidad, así que indagué.

Averigüé, por ejemplo, que el actor metido en ese médico de pueblo patoso y tirando afriki no era ningún novato. Y que, además de interpretar, escribía. Se llamabaAlbert Espinosay tenía ya una incipiente, pero prometedora, carrera como dramaturgo y guionista. Había escrito para el teatro Los pelones, una historia inspirada en su propia vida, de adolescente enfermo de cáncer, queAntonio Mercero había llevado al cine con el título dePlanta 4ª.

Ya desde aquel momento empecé a sospechar que la clave de su cercanía era laautenticidad. ¿Y si resultaba que el doctor Utrera era él mismo y que en cada pelón había una porción de su dramática historia? Muy poco tiempo después conocí a Albert Espinosa, esa vez de verdad, y... ¿Saben? Voy a imitar su característico estilo de las columnas que escribe los domingos en nuestro diario y se lo explicaré al final de este retrato.

El chico de moda

Regresemos por ahora al objeto de estas líneas: desgranar el porqué del éxito de este chico del barrio de Les Cortscon pinta de que se le han pegado las sábanas, al que la medicina desahució siendo todavía un niño, que vivió en unhospital durante 10 años ¿de los 14 a los 24, en la actualidad tiene 36¿, al que el cáncer arrancó una pierna, un pulmón y medio hígado, y que, entre sesiones de quimio, se hizoingeniero.

Tenemos que remontarnos a principios de los 90 para encontrar el origen de la dulce época que está disfrutando este apasionado de los dígitos y las estadísticas. Quién le iba a decir, cuando hacía sus pinitos en el teatro aficionado, para evadirse de la dureza de los estudios, que, con los años, se olvidaría de la ingeniería, y hallaría su lugar en el mundo contando historias ¿en los libros, en la tele, en el cine y en sus artículos en EL PERIÓDICO¿, que, de una u otra manera, reflejan su vida y que triunfan, y de qué modo, entre lectores y espectadores.

Las cifras hablan por sí solas. Elboom de la temporada de TV-3, Polseres vermelles, serie creada por Espinosa, suma nada menos que medio millón de seguidores de media. Su segunda novela,Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven, está en elhit paradedesde su aparición hace unas semanas y el DVD deHerois, película dirigida porPau Freixas, de la que es coguionista, se vende como churros... ¡En plena hegemonía de internet! Pero hay más. Ayer se hartó de firmar no solo su último libro, también los dos anteriores,Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo yEl mundo amarillo, del que ya lleva la friolera de 23 ediciones. Definitivamente, Espinosa está de moda.

Y, volviendo al día en que lo conocí, les diré que nos citamos en unachocolatería del Eixample. Y, atendiendo a una de sus peculiares teorías que establece que los recuerdos tienen olor, les confesaré que ese me huele abombón. No nos habíamos visto jamás y, sin embargo, tuve la sensación de que era un viejo amigo con el que había quedado para tomar algo. Uno de esos colegas con los que una se siente cómoda.

Hablamos de un montón de cosas: de su afición por los ránkings de todo tipo, de su amor por el teatro, de su optimismo, de teleseries... Enseguida se entusiasmó con la idea de escribir para nosotros. Y, viéndolo, desparramado en la silla frente a mí, supe que mi intuición había sido acertada. Albert Espinosa era el mismísimo doctor Utrera. Y en su autenticidad estaba el secreto de laternura que despierta. Él y lo que escribe. Que tanto monta.