La triple vírica no causa autismo: el caso Andrew Wakefield

La revista 'The Lancet' publicó, y luego desmintió, que este preventivo provocara la grave enfermedad psíquica

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vacuna / JOAN CORTADELLAS

ÀNGELS GALLARDO / BARCELONA

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Las vacunas no han sido ajenas a los mensajes falsos difundidos en publicaciones habitualmente rigurosas, que adquieren arraigo social cuando son recogidos por colectivos que coinciden en un mismo interés. Así sucedió a finales del siglo pasado con la vacuna que protege frente al sarampión, la rubeola y la parotiditis, denominada triple vírica, a la que un informe publicado en la revista científica 'The Lancet' vinculó con el desarrollo de autismo. El informe, que firmaba Andrew Wakefield, fue retirado y desmentido en la misma revista tres años después –se demostró que su autor, subvencionado por un laboratorio con intereses en el sector de la prevención, había engañado a conciencia- pero los partidarios de la no vacunación aún siguen recurriendo a aquél mensaje. "Son creencias que refuerzan ideas que son muy difícil modificar", explica Carme Cabezas, subdirectora de Protecció de la Salut.     

La idea que defienden los colectivos antivacuna --el riesgo de que provoque la infección que pretende evitar– ha quedado minimizada, o invalidada, en los últimos años a medida que han ido apareciendo los actuales inmunógenos, elaborados con virus inactivados o troceados, que difícilmente podrían causar infección. “Cuando en un país existen muchos casos de polio, como sucede en la actualidad en África, la vacuna que se administra contiene virus atenuados que dan lugar a una protección inmunológica de gran potencia –explica Cabezas--. Pero las zonas donde la polio se mantiene en proporciones bajísimas o nulas, como sucede en España, la vacuna que administramos contiene virus inactivados, que de ninguna forma podrían causar la enfermedad”.