Terapias y dieta para vencer el miedo escénico

El pánico a bloquearse al actuar o expresarse en público es una de las fobias sociales más extendidas y afecta hasta al 13% de la población

TRATAMIENTO. El trabajo postural y escénico, fisioterapia y la terapia manual respiratoria ayudan a la superación del pánico.

TRATAMIENTO. El trabajo postural y escénico, fisioterapia y la terapia manual respiratoria ayudan a la superación del pánico.

CARME ESCALES

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«Me quedo en blanco cuando toco, solo, en público». Son palabras de Albert, un joven clarinetista de orquesta que, a los 15 años, se ha visto obligado a no programar conciertos en solitario desde que hace un año le sobrevino una crisis de pánico escénico al disponerse a tocar en público.

El estrés que le genera la gran expectativa levantada a su alrededor, alimentada por una hipercontrolada disciplina horaria de ensayos, estudios -cursa cuarto de ESO-, descanso y comidas, ha desencadenado en él el bloqueo que sienten las personas que sufren ataques de pánico escénico. «Me equivocaré», es el pensamiento que amenaza la puesta en escena de su música y que termina abortando su actuación. Desde que le ocurrió la primera vez, el pensamiento negativo que le advierte del peligro de quedarse de nuevo en blanco es persistente.

Ese es el procedimiento de esta fobia social, el pánico escénico que se calcula que, en términos globales, afecta a entre el 3% y el 13% de la población. Tras una primera experiencia de bloqueo, tanto el escenario donde ha tenido lugar como el contexto que lo ha precedido se convierten en un pensamiento fijo, un temor constante en la mente de la persona que la padece. Albert se puso en manos de los profesionales del Centre de Prevenció en Arts Escèniques (CPAE), que desde el barrio barcelonés de Horta ayudan a profesionales que deben enfrentarse a una audiencia a superar temores como el de quedarse en blanco que Albert experimenta con aquella actividad que tanto domina y ama: tocar su clarinete.

Tras un trabajo cognitivo, conductual y emocional, de la mano de médicos, fisioterapeutas y especialistas en programación neurolingüística, «Albert ha ido tomando conciencia de que el peso de su 'no puedo equivocarme' se va haciendo cada vez más pequeño y, así, las posibilidades de error también aminoran», explica la especialista en programación neurolingüística, kinesiología integrativa, biosinergia y biomagnetismo del CPAE, Mónica Velázquez. «Antes de marcharse, se imagina, visualizándolo, tocando en público, y se da cuenta de que es capaz de hacerlo», añade la terapeuta de Albert.

«En este caso, el papel de la madre es esencial. Es necesario que desfocalice la presión hacia el hijo, que le transfiera confianza en sus capacidades y potencialidades, también que aprenda de sus errores», puntualiza Mónica Velázquez.

AUTOCONFIANZA Y SEGURIDAD / Expresiones tan habituales como «estás haciendo el ridículo», «no te equivoques», «seguro que lo harás perfecto», «debes demostrar lo que sabes hacer», o un simple «no hagas esto» van construyendo la imagen de nosotros mismos. Son mensajes que quedan grabados ya en la infancia, impregnan la personalidad e «influirán directa o indirectamente en nuestra trayectoria profesional», precisa la doctora Anna Cester, especialista en Medicina de las Artes Escénicas y profesora de piano.  «Padres y profesores, pero también amigos íntimos de un artista, pueden influir enormemente en la pérdida de autoestima de este, por ejemplo, haciendo que confunda una mala actuación con las cualidades y valores que este tiene como persona», señala Cester.

«La autoestima es la imagen que tenemos de nosotros mismos y que proyectamos hacia los demás», declara Cester. «La educación recibida, las experiencias vividas, tanto éxitos como fracasos, la manera que tenemos de interpretar el entorno, el perfeccionismo, la aceptación y los valores, el humor, el altruismo y las relaciones personales son constructores de nuestra autoestima», añade. «Una baja autoestima afectará a la relación con los demás y a la capacidad de afrontar situaciones que provocan ansiedad, como no poder afrontar solo una actuación ante el público, manifestando sudores, palpitaciones y esquivación del acto.

Ejercicio físico para reducir la tensión en el sistema nervioso autónomo -respiración, ritmo cardiaco y tensión arterial-; una alimentación equilibrada y aprender a gestionar las emociones forman parte de la terapia que logra vencer el pánico escénico. El tratamiento psicoeducativo, psicosocial y psicoterapéutico, trabajo postural y escénico, y técnicas de respiración forman también parte de ella.

El tabaco y drogas, a pesar de que suelen consumirse muchas veces para contrarrestar el nerviosismo de una situación que causa tensión, «inciden en la aparición de lapsus de memoria y ansiedad escénica», avisa Cester.