POLÉMICA GESTIÓN DEl CONTAGIO de ébola en madrid

Sanidad se aferra al error de la infectada para tapar los suyos

Una sanitaria reclama la dimisión de Mato, en la protesta ante el Carlos III.

Una sanitaria reclama la dimisión de Mato, en la protesta ante el Carlos III.

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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La opacidad y la evidencia de errores siguen presentes en la gestión de la crisis del ébola, pero ayer las autoridades sanitarias respiraron aliviadas ayer al recibir una de las mejores informaciones posibles de descargo: la enfermera contagiada, Teresa Romero, admitió al médico que la atiende que pudo contagiarse cuando se tocó la cara con los guantes del equipo de protección, quizá infectados. El accidente ocurrió cuando la enfermera salió por segunda y última vez de la habitación del fallecido Manuel García Viejo, tras recoger sus vómitos, y mientras trataba de quitarse la parte superior del traje de prevención. La confesión la explicó a las puertas del Hospital Carlos III el especialista en enfermedades tropicales Germán Ramírez, tras hablar con ella. No obstante, la investigación sobre el contagio no ha concluido. Romero tendría que haber puesto el guante en contacto con un ojo, la nariz, la boca o una herida facial para haberse infectado.

Las palabras de la enfermera fueron un balón de oxígeno tanto para la Comunidad de Madrid como para el Gobierno central, que están recibiendo un diluvio de críticas por la mala gestión de la crisis del ébola y la cadena de errores en torno a la contagiada.

Consideran en el Ejecutivo que un error humano no comporta el mismo daño para el país y la marca España que si el contagio se hubiese debido a un error directo de la Administración sanitaria. El otro elemento de descarga de preocupación es que, como la enfermera ha negado todo este tiempo ningún incidente con el misionero, los especialistas estaban empezando a evaluar, con horror, si el ébola podría haber pasado a una fase de contagio por vía aérea, lo que hubiese implicado no contagios aislados, sino un brote de ébola en la capital.

Esa sensación de descanso sobrevoló toda la intervención del consejero de Sanidad madrileño, Javier Rodríguez, que compareció ayer en el Parlamento regional. Fue la primera vez que dio la cara desde que el lunes se decretó la alarma sanitaria. «Nos pudo haber estado mintiendo», afirmó el responsable de la sanidad madrileña al inicio de su intervención aunque, cuando vio sus declaraciones circulando por la red, edulcoró la versión y matizó que no la considera culpable y que todo fue «un accidente». Pero volvió a insistir en que hubo ocultación de información clave por parte de la enferma.

INFORMACIÓN VALIOSA / Rodríguez dijo que la paciente había ocultado información muy valiosa y construyó toda su argumentación en base al presunto oscurantismo con el que habría actuado Romero. Según el consejero, la sanitaria tuvo fiebre desde el día 29 y lo puso en conocimiento del Hospital Carlos III, que sabía que había estado en el operativo del ébola, pero esa temperatura no llegaba a los 38,6 grados preceptivos como indicador de la enfermedad y ella negó en todo momento haber tenido ningún incidente que pusiera en riesgo su salud.

Rodríguez aseguró ayer que Romero descartó siempre haber tenido contacto con ningún fluido del misionero fallecido y acudió al ambulatorio de atención primaria sin alertar de su trabajo, el 2 de octubre. Una vez allí fue atendida por su médica de cabecera, que le realizó una exploración de garganta y le recetó paracetamol. Anoche estaba previsto el ingreso de esta doctora en el Hospital Carlos III, puesto que ahora está considerada una de las personas con mayor riesgo de contagio. De momento no presenta síntomas y por lo tanto no podría infectar a nadie, pero tiene tres hijos pequeños y las autoridades no quieren riesgos.

Cuando el domingo a medianoche la enfermera empeoró, prosiguió Rodríguez, desde el Carlos III le indicaron que debía acudir a su hospital de referencia, que es el de Alcorcón, porque volvió a negar ningún accidente en el caso del misionero. La enfermera llamó a una ambulancia, a la que tampoco habría alertado, y que la trasladó a las instalaciones hospitalarias sin ninguna prevención ni aislamiento para los profesionales que la atendieron. Allí permaneció en un box de urgencias hasta que el lunes a las seis de la tarde se confirmó su diagnóstico y, a medianoche, fue trasladada al Hospital Carlos III.

CAMBIO DE PROTOCOLO / El consejero sí admitió implícitamente que se han cometido errores en la gestión de la crisis y que es posible que haya que cambiar diversos aspectos del protocolo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La Comunidad de Madrid decidió unilateralmente el lunes eliminar el criterio de los 38,6 grados para tomar en consideración un posible caso de ébola y ya ingresa y aísla a cualquier persona en contacto con el virus que tenga décimas de fiebre. Mañana, en el consejo interterritorial de Sanidad se podría tomar la misma decisión para el resto de las autonomías, porque se considera que en países desarrollados el ébola podría tener síntomas menos agresivos. Rodríguez dijo también que respeta la decisión de la Fiscalía de Madrid, que ha abierto una investigación.

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