Quitarse o no las muelas del juicio

Las causas por las que hay que extraer los terceros molares dividen a los médicos. En España, la práctica está más extendida que en otros países europeos

REVISIÓN.  El médico odontólogo José María Arano, durante el tratamiento a un paciente.

REVISIÓN. El médico odontólogo José María Arano, durante el tratamiento a un paciente.

MARíA GARCÍA SAN NARCISO / BARCELONA

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La extracción de las muelas del juicio es en la actualidad una de las operaciones de cirugía oral más comunes. Tanto que algunos dudan de si es realmente necesaria en todos los casos. Mientras que unos médicos recurren a ella con la premisa de que vale más prevenir que curar, otros son más partidarios de esperar a que los terceros molares se conviertan en un verdadero problema.

Estas muelas suelen aparecer entre los 16 y los 25 años, aunque no siempre lo hacen. «Esto responde a dos situaciones: o que no se hayan formado y no existan, o que se formen inclinadas y eso les impida erupcionar correctamente», explica José María Arano, médico odontólogo y especialista en implantología y rehabilitación oral.

La falta de espacio para que la muela salga y se coloque correctamente es lo que provoca la mayoría de los problemas por los que se realiza la extracción. «La propia mala erupción genera inflamación en los tejidos que las envuelven y cubren, lo que impide incluso cerrar correctamente la boca», prosigue el doctor Arano. «Otra indicación habitual para realizar extracciones de forma preventiva es en el caso de los tratamientos ortodóncicos con el fin de prevenir la recaída», afirma el doctor. Para evitarla, se utilizan retenedores. Por eso «es una indicación muy discutible», apunta.

En opinión del doctor, la extracción no sería necesaria cuando los terceros molares están sanos, completamente erupcionados, correctamente colocados, ocluyendo adecuadamente en sus dientes oponentes y pueden ser cepillados y limpiados fácilmente.

DIRECTRICES EUROPEAS

 En el ámbito europeo, un documento que ha tenido mucho peso son las directrices del NICE (Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia Clínica). Se publicaron en el año 2000 y determinan en qué casos habría que proceder a la extracción, como cuando suponen un problema para hacer un tratamiento, y en cuáles no, como en la profilaxis, es decir, como medida preventiva.

«Estas directrices han producido una reducción del gasto sanitario muy grande en los últimos años en Gran Bretaña», comenta Eduard Valmaseda Castellón, profesor titular de Cirugía Bucal de la Universitat de Barcelona y director electo de la Sociedad Española de Cirugía Bucal (SECIB). Sin embargo, no se aplican demasiado en España. Valmaseda habla del Hospital Odontològic de la Universitat de Barcelona, donde les derivan pacientes para la extracción de las muelas del juicio en situaciones que no tendrían cabida según estas directrices. «Hacemos extracciones por un episodio de inflamación cuando las directrices nice dicen que debe haber más de uno...», explica.

«O, por ejemplo, muchas veces por motivos de prevención de que los dientes se vayan a montar cuando es dudoso», prosigue. «Evidentemente le damos al paciente las alternativas, le explicamos si una cosa es más necesaria o menos».

También hay discrepancia en cuanto a la edad, ya que algunos estudios indican que hay que esperar a la mayoría de edad, mientras otros señalan que entre los 16 y 18 años se causan menos daños. Si se espera mucho más, puede haber problemas de caries o infección, que exigirían un tratamiento adicional.

COMPLICACIONES

 Los riesgos de la extracción de estas muelas son, en general, bajos. «En las muelas superiores, el posoperatorio es muy suave, llegando a ser inexistente», explica Arano. Mientras que en las inferiores «el trauma extractivo es más importante y su localización puede ocasionar que la inflamación origine trismus, que impediría abrir la boca», prosigue.

«Una de las complicaciones más frecuentes se produce cuando el paciente se enjuaga demasiadas veces o de forma vigorosa, produciendo la alveolitis seca, una complicación muy dolorosa», afirma Arano. Otras complicaciones proceden de la proximidad de la muela al nervio dentario inferior. «También puede haber fractura en la mandíbula, pero es totalmente excepcional», comenta Valmaseda. En cualquier caso, lo mejor es realizar revisiones médicas periódicas por lo que pueda ocurrir.