Unos profesionales exigentes con sus condiciones de vida

Vista nocturna de la Torre Glòries (antes Agbar) de Barcelona.

Vista nocturna de la Torre Glòries (antes Agbar) de Barcelona. / periodico

ÀNGELS GALLARDO / BARCELONA

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El dosier presentado por la candidatura de Barcelona para intentar acoger la sede de la Agencia Europea del Medicamento (AEM) no olvida los detalles que pueden resultar atractivos para las familias de los empleados de la institución. Todos son conscientes de que la opinión de esposas, esposos -un 60% de los empleados de la AEM son mujeres- y sus casi 600 hijos será decisiva. El viaje es voluntario.

Incluso el clima se ha incluido en el dosier de presentación barcelonés. "La temperatura media de Barcelona es de 18,4º centígrados, tiene más de 2.500 horas de sol al año y cuenta con 4,7 kilómetros de playas".

El personal de la AEM es definido como "altamente cualificado", exigente con la intendencia que debe hacer acogedora y amable su vida cotidiana personal en la ciudad de trabajo, y con capacidd económica suficidente para financiarla. Los sueldos de los profesionales que ejercen en la AEM son "altísimos", indica una fuente de la organización de la candidatura barcelonesa, pero también lo son sus exigencias y los requisitos que, en consecuencia, reclama la UE para ellos en las fases prepatarorias de la eleccón. "No los quieren perder", sintetizan las mismas fuentes.

Buena parte de ese personal son científicios, biólogos y químicos, además de médicos, veterinarios, informáticos y expertos en logística. Toda la industria vinculada a la AEM -las 1.500 empesas satélites que han rodeado a la agencia en su sede en Londres desde que se inslató en 1992- pertenecen al ámbito científico o tecnológico.

El Ayuntamiento de Barcelona prevé presentarles -si la sede catalana resulta vencedora- una oferta de alojamientos de calidad, situados en la medida de lo posible cerca de la sede de la AEM, es decir, en las proximidades de la Torre Glòries. Los promotores de la candidatura barcelonesa, en especial la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, no ponen en duda que "es factible" que Barcelona disponga de plazas escolares para los niños que vajarían desde Londres, una educación que, muy posiblemente, deberían recibir en escuelas internacionales privadas que tengan como lengua vehicular la que cada familia decida.

VISTA DESDE FUERA

La ciudad de Barcelona, a su vez, es presentada a los empleados y directivos de la AEM como "el epicentro de la biomedicina en los países de la Europa mediterránea", según descripción de Joan Massagué, director del Memorial Sloan Kettering Cancer Center, de Nueva York, que se ha desplazado a Barcelona para apoyar la presentación de esta candidatura. "Desde fuera de Catalunya, la sanidad que se ofrece aquí es vista como un polo de biomedicina de calidad excepcional -ha dicho Massague-. El talento atrae talento, y la llegada de la Agencia Europea del Medicamento a Barcelona tendría uin impacto definitivo en el mundo científico de esta ciudad".

El Hospital del Vall d'Hebron, el del Clínic o los de Bellvitge y Can Ruti son citados como puntos de calidad asistencial no discutida por los promotores de la apuesta barcelonesa para la AEM. Los dos primeros se encuentran entre los cinco hospitales europeos con más volumen de artículos publicados en revistas científicas.

Aunque los hospitales y centros de investigación catalanes y del resto de España cuentan con una indudable valoración positiva en el resto de Europa, nadie duda, entre quienes impulsan la opción barcelonesa, de que acoger a la AEM supondría alcanzar el máximo eslabón científico internacional. "Barcelona pasaría a ser reconocida como un centro científico receptor de talento de primera magnitud -afirma Gonzalo Rodés, presidente de Barcelona Global, entidad impulsora del manifiesto-. No partimos de cero. Esta ciudad ya dispone de ocho centros de investigación frontera, que abordan los límites de la ciencia".

También la industria farmacéutica iría aproximando sus sedes a la capital catalana, consideran fuentes de la candidatura. "En todos los ámbitos de la vida es bueno estar cerca de los centros de decisión, y Barcelona pasaría a ser el núcleo más poderoso en este sentido, en el mundo del medicamento", afirma Jordi Ramentol, vicepresidente de Farmaindustria y presidente de Laboratorios Ferrer.