ESTADO DE SALUD

Los adolescentes de Barcelona consumen menos tabaco pero más cannabis

FUMADAUna persona enciende un porro la forma más habitual de consumir marihuana.

FUMADAUna persona enciende un porro la forma más habitual de consumir marihuana. / AP / ERMINDO ARMINO

EL PERIÓDICO / BARCELONA

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Los hábitos tóxicos de los estudiantes de secundaria de Barcelona -13 a 17 años- se moderan en relación al consumo de alcohol y tabaco, pero empeoran en la incorporación del cannabis a su conducta cotidiana. Así lo revela la encuesta denominada 'Factores de riesgo en estudiantes de secundaria' (Fresc) que ha elaborado el ayuntamiento de la ciudad. El trabajo se realizó en febrero del 2016 y en él participaron 3.888 estudiantes de segundo y cuarto de ESO, segundo de bachillerato y segundo de ciclos formativos de grado medio.

Un 8% de los estudiantes de segundo de ESO declaran haber consumido cannabis, porcentaje que aumenta de forma importante a medida que los encuestados van siendo mayores: un 32% de los alumnos de 4º de secundaria y el 57% de los de segundo de bachillerato afirman haber probado los porros de marihuana durante el 2016. El consumo de cannabis entre los adolescentes y jóvenes de Barcelona no ha dejado de crecer desde el 2004, indica la encuesta Fresc, siendo superior en los barrios que disfrutan de una mejor situación socioeconómica.

ALCOHOL DE RIESGO

También es en las zonas mejor situadas económicamente de la ciudad donde los jóvenes alcanzan un mayor consumo de alcohol. En el 2016, un 44% de los alumnos de segundo de ESO, un 71% de los que cursan 4º y un 88% de los de segundo de bachillerato o ciclos formativos declaró haber probado el alcohol. Los porcentajes de este consumo son superiores en chicas que en chicos, excepto en segundo de ESO. En todos los grupos de edad, no obstante, este consumo mantiene una tendencia descendente desde el 2008.      

Idéntico reparto social se observa al analizar la tendencia a practicar el 'binge drinking', concepto que implica haber tomado cinco o más consumiciones de alcohol en un mismo día. Declara haberlo hecho así un 3% de los alumnos de 2º de ESO y un 32% de los de 2º de bachillerato. Esta práctica, también más frecuente en las zonas económicamente bien situadas de Barcelona, es ligeramente inferior entre las chicas de esas edades. Las borracheras, en cambio, son algo más frecuentes en las jóvenes de sexo femenino: un 57% de las estudiantes de segundo de bachillerato declara haber alcanzado el estad de embriaguez en los seis meses previos a la encuesta, unas décimas más que los chicos. De nuevo, esto sucede en los barrios mejor situados.      

A CLASE SIN DESAYUNAR

La investigación abordó la pauta alimentaria de esa población y su conducta sexual, lo que reveló que un 17% de los adolescentes no desayuna antes de entrar en clase. "Los datos de esta encuesta los invertiremos en trabajar contra la desigualdad", ha indicado Gemma Tarafa, comisionada de Salud en el Ayuntamiento de Barcelona.

Las relaciones sexuales completas son significativas en las edades estudiadas, pero mantienen cifras descendentes: un 54% de los chicos y un 53% de las chicas que estudian segundo de bachillerato o ciclos formativos declaran haber mantenido relaciones sexuales con penetración en el 2016, un 12% menos que en en 2008. Un 23% de los estudiantes de cuarto de ESO indican haber practicado sexo completo, casi un 10% menos que en el 2008.

El recurso a la píldora del día después -el fármaco que, tomado en las horas inmediatas a la relación sexual, impide que se genere el embrión- es utilizada cada vez más como un método anticonceptivo, lo que desaprueban ginecólogos y obstetras. En el 2016 la tomaron un 23% de las estudiantes de 4º de ESO (15 años) que habían mantenido relaciones, un 15% más que en el 2012. En segundo de bachillerato, un 40% de las chicas declaran haber consumido la píldora antigestante durante el 2016, un 13% más que cuatro años antes.

Ha aumentado la cifra de estudiantes de los cursos investigados que declaran haber conducido con frecuencia, o al menos una vez, un coche o una moto bajo los efectos del alcohol o las drogas. Lo declaran así un 17% de los chicos y un 9% de las chicas. Esta práctica de riesgo mantuvo una tendencia descendente entre el 2008 y el 2012, pero ha vuelto a aumentar en el 2016, indican los autores de la encuesta. Esta arriesgada conducta no varía en función del nivel socioeconómico de los jóvenes analizados.Un 17% de los chicos y un 11% de las jóvenes declara haber subido una vez o con frecuencia en el 2016 en un vehículo cuyo conductor estaba bajo los efectos del alcohol o las drogas.

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