CONTROL DE UNA CRISIS SANITARIA

Acaba la epidemia de ébola que ha despertado a la comunidad científica

ÀNGELS GALLARDO

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El fin de la epidemia causada por el virus hemorrágico del ébola en África occidental, anuncio que la Organización Mundial de la Salud (OMSpodría emitir este jueves al cumplirse el periodo preceptivo de 42 días sin que la población de Liberia sufra nuevos rebrotes infecciosos, supone un alivio indudable para la comunidad internacional pero no la liberación de una grave amenaza vírica que, como se ha demostrado, puede resurgir en cualquier momento. Sierra Leona declaró controlada la epidemia en su territorio el 7 de noviembre y Guinea el 28 de diciembre. Liberia lo ha hecho en tres ocasiones anteriormente -en mayo, septiembre y noviembre del 2015-, sufriendo otras tantas recaídas. La OMS confía en que este sea el fin definitivo del brote que se inició en diciembre del 2013 pero no fue tenido en consideración hasta marzo del 2014. Los tres países implicados serán objeto de intensa vigilancia epidemiológica en los próximos 90 días, periodo en que permanecerán en la zona los organismos de ayuda.  

El máximo riesgo de reinicio se circunscribe a los territorios donde cohabitan los animales a los que se atribuye la función de reservorio transmisor del virus -está en discusión que se trate solo del murciélago de la fruta-, pero, como ha puesto en evidencia este capítulo infeccioso, ningún país es inmune.

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El trágico balance de 28.637 personas infectadas, de las que 11.315 han fallecido -el virus ha tenido en esta ocasión un poder letal del 39,5%-, no propicia el optimismo, aunque sí constituye un poderoso incentivo para mantener y ampliar las diversas líneas de inversión en el perímetro afectado e investigación científica abiertas ante la gravedad sin precedentes de este episodio infeccioso, y su expansión a occidente.

OPTIMISMO EXPERIMENTAL

No existe una vacuna preventiva que evite el contagio del virus del ébola, pero sí se han realizado importantes estudios en su búsqueda, con varios prototipos en fase de experimentación en humanos, como son el de la farmacéutica Merck, que desarrolla en EEUU la fórmula VDV-EBVOV iniciada en laboratorios canadienses -ensayado en la población de Liberia-, y una segunda sustancia preventiva que aplicó en la misma zona GlaxoSmithKline (GSK). A ambos se les atribuyen “efectos prometedores”, pero ninguno de ellos prosigue en estos momentos. Un antiviral de patente japonesa y una molécula inyectable creada por la farmacéutica Gilead, la GS-5734, son otros horizontes terapéuticos a experimentar. Recientes estudios han puesto incluso en cuestión que el plasma de supervivientes de la infección disminuya la virulencia de la evolución infecciosa en otro enfermo. La comunidad científica da por seguro que todos estos estudios no se abandonarán.  

La epidemia se ha controlado, en fin, con los recursos que los organismos internacionales y las organizaciones que han actuado y actúan en el terreno apuntaron desde el principio: detección y aislamiento riguroso de todas las personas que han estado en contacto con el infectado, medida igualmente aplicada al enfermo, supresión de las prácticas funerarias tradicionales que suponían un riesgo extremo de nuevos contagios, e intensa higiene y desinfección de las zonas donde se ha detectado la presencia vírica.