Crisis sanitaria internacional

Ébola Pronóstico aterrador

Dos sanitarios se dirigen a recoger el cadáver de una fallecida por ébola en Monrovia.

Dos sanitarios se dirigen a recoger el cadáver de una fallecida por ébola en Monrovia.

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ
BARCELONA

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Las previsiones que a principios de este mes hizo el Centro Europeo de Prevención de Enfermedades -el organismo de vigilancia infecciosa y salud pública de la UE-, según las cuales este brote de ébola podía causar  en el mejor de los casos unas 1.500 muertes y en el peor unas 2.000, empezaron a quedar ayer dinamitadas con la confirmación por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de que ya son 1.552 las personas que han fallecido en Liberia, Sierra Leona, Guinea y Nigeria por la enfermedad. No solo eso. La misma OMS, que también alertó de la velocidad «alarmante» con que se están produciendo los contagios, estimó que la epidemia puede alcanzar a 20.000 personas en los próximos seis meses. La tasa de mortalidad de este brote se sitúa en torno al 50%.

El pronóstico es, cuanto menos, aterrador. Los registros de la OMS revelan que, en las últimas tres semanas, el número de nuevos infectados ha aumentado en un 40%. «Estamos ante la emergencia sanitaria más difícil y más compleja que hemos tenido que afrontar en los últimos años», reconoció ayer Bruce Aylward, director general adjunto de la OMS. Lo hizo en una comparecencia en que presentó la hoja de ruta que, según los expertos de este organismo, habría que seguir para conseguir atajar la epidemia en un plazo de entre seis y nueve meses.

«Es una previsión brutal, pero no es en absoluto catastrofista. Al contrario, consideramos que se ciñe bastante bien a la realidad, a lo que está ocurriendo en los países afectados», concuerda José Antonio Bastos, presidente de la delegación de Médicos Sin Fronteras (MSF) en España. La organización cree que, lejos de controlar la epidemia, la situación en África «se está yendo cada vez más de las manos, porque las organizaciones que trabajan sobre el terreno están llegando al límite de su capacidad».

¿HASTA CUÁNDO? / «Ahora mismo, es prácticamente imposible predecir siquiera si estamos en el culmen, en el punto más alto de la epidemia. Ni la propia OMS se atreve a hacer una previsión exacta sobre cuándo podría estar el brote bajo control», admite José Luis del Pozo, epidemiólogo y especialista del Área de Enfermedades Infecciosas en la Clínica Universitaria de Navarra. El médico, que ha trabajado en varias campañas sanitarias en países africanos, recalca lo difícil que es «controlar una enfermedad a la que ni tan solo se pueden poner cifras, porque sigue habiendo muchos casos ocultos y no existe un sistema de salud suficientemente preparado para llevar el control de los que sí se tratan».

Faltan infraestructuras muy importantes, sí, pero también «materiales de higiene básica, sueros para hidratar a los enfermos, productos hemáticos para las transfusiones...», prosigue Antoni Trilla, también epidemiólogo, en su caso en el Hospital Clínic de Barcelona. Y faltan, sobre todo, «recursos humanos, personal preparado para tratar a este tipo de enfermos», agrega Trilla, que coincide en que «pocas veces antes ha habido una epidemia con la magnitud que, según todos los indicadores, todo apunta que va a tener esta».

En el informe que recogía el sobrecogedor pronóstico de 20.000 infectados (que, de mantenerse la actual tasa de mortalidad, podría suponer unos 10.000 fallecimientos), la OMS estimaba ayer que serán necesarios 372 millones de euros para frenar la expansión del virus en los países donde el contagio es aún intenso y para reforzar la vigilancia en las fronteras de sus vecinos.

EFECTO EN OTRAS PATOLOGÍAS / «El problema es que un plan sobre el papel no salva vidas. Evidentemente esta hoja de ruta era necesaria, y habría sido todavía mejor si la hubiéramos tenido hace ya unos meses, pero hay que insistir en que sin la intervención decidida de la comunidad internacional, sin un compromiso claro, esto va camino de convertirse en una emergencia humanitaria como el terremoto de Haití», avisa Bastos.

La epidemia, continua el presidente de MSF en España, «está destruyendo familias y ciudades enteras, y está debilitando tanto los sistemas de salud de esos países que se están encontrando con que apenas pueden dar ya respuesta a pacientes afectados por otras patologías, como malaria o diarreas». No solo no hay personal ni camas hospitalarias para atender a las personas que sufren estas enfermedades, «sino que estas mismas personas están dejando de visitar los centros sanitarios por miedo a contraer el ébola si son ingresados», indica Bastos. «El problema es que, hasta ahora, los brotes de ébola se controlaban aislando a la población. Ahora estamos viendo que esa es una medida insuficiente», lamenta, por su parte,  el doctor Del Pozo.

ENSAYOS CLÍNICOS EN HUMANOS / Mientras la OMS y los epidemiólogos trataban de sacudir ayer las conciencias occidentales, un grupo de investigadores de EEUU anunció que, a partir de la próxima semana, comenzarán a ensayar en humanos una vacuna experimental contra el ébola, para hallar un método seguro y fiable que detenga la propagación del virus. Las pruebas se realizarán en el Centro Clínico de Bethesda, a las afueras de Washington, a 20 adultos voluntarios, sanos, a los que se les inyectará la vacuna en el brazo con el objetivo de comprobar si es segura y si además genera la respuesta inmunológica que debería para proteger al organismo del ébola.