Los oídos biónicos

El avance tecnológico permite tratar cualquier sordera

han hecho posible un espectacular progreso en el tratamiento de niños y adultos con falta de audición por problemas congénitos o adquiridos. Los hospitales públicos catalanes realizaron 106 implantes cocleares durante el 2013

LLEGÓ AL MUNDO SIN OÍDO.Revisión en el Hospital de Sant Joan de Déu de los implantes de Magí, con la doctora Clavería.

LLEGÓ AL MUNDO SIN OÍDO.Revisión en el Hospital de Sant Joan de Déu de los implantes de Magí, con la doctora Clavería.

Carme
ESCALES

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Repetidas otitis mal curadas en la infancia, con origen en fuertes resfriados, hicieron que a Carla de Backer tuvieran que repararle el tímpano derecho a los 9 años y, a partir de los 16, su audición fue disminuyendo en ambos oídos. «A los 20 años había perdido el oído derecho. Y se me junto más tarde con el síndrome de Menière -crisis de vértigo-, que es altamente incapacitante, por lo que tengo la baja definitiva», explica De Backer, traductora nacida en Bélgica pero afincada desde los 19 años en Catalunya. «Quedé marginada en la sociedad, sin apenas calidad de vida, y con dos hijos pequeños», relata la paciente del Hospital de Sant Pau, de 48 años, a la que hace ocho le colocaron un implante coclear en la oreja derecha. «He recuperado el 80% de la audición en ella, ha sido como volver a nacer», afirma Carla de Backer, «a pesar de que el mantenimiento sea tan caro», lamenta.

«El implante coclear ha sido una revolución en el mundo de la hipoacusia profunda. Solo hace falta que el nervio auditivo funcione para poder implantar este oído biónico que hace llegar los sonidos al cerebro a través de un procesador externo, que se comunica por ondas de radio con el implante interno y a través de un haz de electrodos ubicados en la cóclea -caracol-. Ambas partes están conectadas por un imán», explica César Orús, director de sección de Otología y Otoneurología del Hospital de Sant Pau, centro pionero, en 1989, en este tipo de implantes en un hospital público en Catalunya. «Desde entonces hemos puesto más de 300» informa Orús.  El Sant Pau realizó 37 implantes cocleares el pasado año, y en el conjunto del sistema público de salud catalán la cifra alcanzó los 106. «Pacientes con sordera profunda bilateral por cualquier causa (meningitis o fármacos ototóxicos), condenados a la oscuridad del silencio absoluto, logran con el implante una audición social correcta. No serán nunca normoyentes y deberán seguir un proceso de adaptación a los sonidos con logopedas y audioprotesistas, pero de nuevo -algunos por primera vez- pueden oír la voz humana», afirma.

UNA VIDA POR DELANTE / «La evolución técnica de los implantes es muy importante, pero aún más la detección precoz de la sordera, que permite un mejor diagnóstico y tratamiento», señalan los padres de Magí, un niño cuya hipoacusia neurosensorial  fue detectada en las pruebas de cribaje de nacimiento, en el hospital. «Nos derivaron a la Unitat de Referència de la Pèrdua Auditiva de Catalunya del Hospital de Sant Joan de Déu, donde nos dieron como solución el implante coclear, que le pusieron a nuestro hijo cuando tenía un año y un mes -ahora tiene 3-», explican. «El protocolo administrativo indica el implante -sufragado por la Seguridad Social- en un solo oído, pero nosotros costeamos el segundo implante para evitarle en el futuro una segunda operación», añaden los padres de Magí, quien en la guardería empezó a recibir el apoyo de una logopeda del Centre de Recursos per a Deficients Auditus (Creda), servicio del Departament de Educació de la Generalitat. También cuentan con un servicio de atención telefónica las 24 horas del día con la audióloga clínica para resolver cualquier incidencia, tanto médica como de programación del implante.

«El pre y el posoperatorio de un implante implica un trabajo conjunto entre Sanitat y Educació. Primero hay que adaptar una prótesis auditiva, audífonos, y estimular logopédicamente, para asegurar la necesidad del implante», explica María Antonia Clavería, jefa de sección de Hipoacusia y directora del Centro de Implantes Cocleares del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Maternoinfantil Universitari Sant Joan de Déu, con más de 800 implantes cocleares hechos. «En casa y en el parvulario, especialistas del Creda trabajan la estimulación auditiva de los niños», explica Clavería.

Tras un implante coclear, el cuentakilómetros de la audición de una persona se pone a cero. «Debe empezar a reconocer sonidos paulatinamente, cuya entrada se va programando a partir del primer mes después de la colocación del implante, y en diferentes sesiones. El procesador del sonido está en la parte externa del implante, y mediante ondas de radiofrecuencia desde ahí se estimulan los electrodos en la parte interna del implante, que hacen llegar el sonido a las áreas auditivas del cerebro a través del nervio auditivo», detalla la especialista clínica en implantes auditivos de Sant Joan de Déu Natalia Coll.

«La estimulación eléctrica es gradual. Los programadores, con un ordenador, creamos mapas progresivos con parámetros de programación que vamos adaptando a cada persona según su avance en la detección y procesamiento de los sonidos y sus necesidades diarias», añade Coll.

«La coordinación educativa, sanitaria y familiar ha sido una gran ayuda», destacan los padres de Joan, paciente de María Antonia Clavería y Natalia Coll de 14 años y con un implante coclear desde hace un año. «Por una meningitis a los 5 años y medio pasó de ser un niño oyente a ser sordo profundo del oído izquierdo y sordo severo del derecho. Tras el implante, sigue necesitando apoyo escolar, pero su comunicación es mejor», aseguran.