Directora enfermera

Adela Zabalegui: «Nos gusta lucir la camiseta del Clínic»

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EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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Misma exigencia, pero, se diría, vaya, es evidente, más sonrisa. Misma profesionalidad, pero más complicidad. Mismas horas, o más, todas las del día, pero mucho más compromiso. El Clínic no tiene nada que ver con el New York Medical Center y su universidad, nada que ver con el Bellevue Hospital Center de Manhattan, nada que ver con el Veterans Hospital de New Jersey. Pero Adela Zabalegui, que mandó allí, que se hizo grande allí, que aprendió, que toma notas, que adquirió experiencia y amplió conocimientos, decidió que no podía rechazar ser directora enfermera del Clínic. Y ahí está. Es la María Callas en una plantilla repleta de Pavarottis. Y sus colegas saben que si la gente de Zabalegui desafina, las obras de todos esos genios se vendrían abajo.

«No seré yo quien diga que las enfermeras son el cemento que mantiene este magnífico edificio, bueno, cualquier hospital, en pie, pero sí diré que si nuestros pacientes no necesitasen curas, la medicina no sería esto, sería otra cosa. Tú vendrías, te operarían, te sanarían y te irías a casa, pero…». Las enfermeras son vitales. «No solo te cuidan, te vigilan, te dan servicio, sino que te enseñan una serie de actividades para que, cuando regreses, cuanto antes, a tu casa puedas seguir el plan terapéutico que te han descrito. Y eso lo hacen con el mismo mimo que tendrías en tu casa. O lo intentamos».

Un gran compromiso

Zabalegui reconoce que en ningún sitio son tan importantes las enfermeras como en el Clínic, donde participan «como todos y con todos» en la toma de decisiones. «Allí donde pasa algo, donde hay que debatir cualquier tema, hay una enfermera»«Lo que a la gente del Clínic nos hace únicos es un elemento multifactorial. Todos dependemos de todos y todos entramos a trabajar cada mañana con una sonrisa en los labios porque sabemos que solo aquí podemos desarrollar plenamente nuestra carrera y ser útiles en todo», añade mientras descuelga el teléfono, pide disculpas y emplaza a su interlocutor para más tarde.

La directora enfermera del Clínic, que empezó en la prestigiosa Clínica Universidad de Navarra, asegura: «En ningún lugar del mundo hay el nivel de compromiso institucional que hay en el Clínic. En EEUU, por ejemplo, nadie está más de tres o cuatro años en un centro; aquí hay médicos, profesionales y enfermeras que llevan 30 años, que casi han nacido aquí. A la gente le encanta lucir la camiseta».

Y otra cosa que le encanta del Clínic, añade Adela, es que «aquí hay una gran cultura de medir los resultados y el personal acepta ser examinado regularmente, consciente de que la única manera de mejorar es saber dónde, cómo y por qué has fallado, si has fallado, claro».