La carrera presidencial

El precio de la Casa Blanca

IDOYA NOAIN
NUEVA YORK

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Una capa de sustancia verde y viscosa cae sobre la imagen de Barack Obama, Mitt Romney y Newt Gingrich. Es la imagen de portada de uno de los últimos números de la revista New York, que acompañada por el titular El tsunami de cieno que se avecina, resume la sensación, convertida en certeza tras las cuatro primeras citas electorales en la carrera republicana, de que esta campaña electoral en Estados Unidos es como ninguna otra antes. Quizá, probablemente, la más agresiva, oscura y sucia de la historia. Y también la más cara, con diferencia.

Una decisión del Tribunal Supremo, conocida como Citizens United, abrió en el 2010 las campañas electorales a donaciones ilimitadas de individuos, corporaciones y sindicatos. A través de la creación de grupos paralelos a las campañas de los candidatos, llamados super comités de acción política o Super PACs, el dinero fluye libremente, sin excesiva transparencia y con unas normas de supuesta contención (como la de no poder coordinarse con los candidatos) que ya se han probado inservibles. La campaña de Obama ha recaudado ya casi 140 millones de dólares, mucho más que sus rivales republicanos juntos pero los SuperPACs que están detrás de los conservadores han puesto a disposición de estos 34 millones de dólares, frente a los 4,2 del presidente de EEUU.

EN LA SOMBRA / Basta mirar lo ocurrido en Iowa, Nuevo Hampshire, Carolina del Sur y, sobre todo, Florida para entender la nueva realidad. El 92% de los anuncios de campaña que se emitieron en Florida antes de las primarias del martes fueron negativos y de ataque. Y tras muchos de ellos no estaban las campañas de Mitt Romney, el ganador, o Newt Gingrich, el devastado segundo, sino Restore Our Future y Winning our Future, los Super PACs que, respectivamente, les apoyan. Esos grupos son los que han lanzado los más duros ataques a los contrincantes de sus candidatos.

La contundente victoria de Romney tiene que ver con su propia campaña, la mejor financiada entre las de los cuatro aspirantes republicanos que quedan en liza. Pese a los límites de la ley de financiación que ponen en 2.500 dólares el techo de las donaciones individuales, Romney ha acumulado 56,8 millones de dólares. Frente a él, Ron Paul recaudó 25,5 millones, Gingrich, 12,7 y Santorum, 2,2 millones.

Su éxito, no obstante, tampoco se puede desvincular de la potencia de Restore Our Future. Ese Super PAC, según documentación presentada ante la Comisión Federal de Elecciones una vez celebradas ya las cuatro primeras citas electorales republicanas, recaudó con donaciones de aproximadamente 60 corporaciones e individuos 30 millones de dólares en la segunda mitad del 2011. Seis donantes aportaron un millón de dólares cada uno, y la documentación demuestra el fuerte apoyo a Romney entre Wall Street, las grandes fortunas y los grandes inversores. En la lista de donantes aparecen, por ejemplo, ejecutivos de Goldman Sachs, antiguos colegas de Bain Capital (la empresa de inversiones con que se hizo millonario) y responsables de fondos de alto riesgo.

EL REGRESO DE ROVE / El importante apoyo empresarial a Romney no es único. El Super PAC que apoya a Gingrich acumuló 2,1 millones de dólares en 2011 y en enero recibió una inyección de otros 10 millones del magnate de casinos Sheldon Adelson. Y quizá lo más revelador de esta nueva realidad es el éxito recaudatorio de American Crossroads y Crossroads GPS, creados por Karl Rove para apoyar causas conservadoras y atacar a Barack Obama: el año pasado esos dos grupos recibieron 51 millones de dólares en donaciones.

La lectura generalizada es que se ha extendido entre los donantes republicanos un apetito voraz por echar a Obama de la Casa Blanca. Y aunque de momento los Super PAC están centrados en la lucha interna republicana, están preparando ya una intensa campaña de acoso y derribo de cara a las presidenciales del 6 de noviembre.

Es una guerra para la que también se preparan los demócratas, que suelen recibir más apoyo de donantes que se podrían llamar ideológicos que de los de claros lazos corporativos. Y aunque de momento Obama sigue teniendo su principal punto fuerte financiero en la recaudación tradicional para la campaña, está en marcha también Priorities USA, un super PAC que defiende su causa y cuenta con Steven Spielberg y el inversor John Law entre sus donantes , con 4,2 millones de dólares de momento.

«El cielo es el límite», dice el experto en finanzas de la Universidad de Columbia Richard Briffault, que añade: «Hemos vuelto a la era pre-Watergate de cantidades ilimitadas de dinero».