La Zarzuela espera la decisión de Cristina sobre su derecho dinástico

La infanta Cristina, acompañada de su esposo, Iñaki Urdangarin, el pasado 7 de noviembre en Ginebra.

La infanta Cristina, acompañada de su esposo, Iñaki Urdangarin, el pasado 7 de noviembre en Ginebra.

GEMMA ROBLES / PATRICIA MARTÍN / MADRID

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En la Casa del Rey se esperaba una decisión inminente del juez José Castro en torno al futuro judicial de Cristina de Borbón. Este lunes llegó. Y es innegable que resultó negativa para los intereses de Felipe VI y la imagen de la institución que representa: Cristina será juzgada el próximo año en calidad de cooperadora necesaria de dos delitos fiscales que se le achacan a su esposo, Iñaki Urdangarin. La noticia llega 48 horas antes del estreno del nuevo Monarca ante las pantallas de televisión de los españoles, en el tradicional discurso navideño que este año aumenta su interés: por quien lo protagoniza y por lo que pueda decir sobre la corrupción justo después de que se conozca que su hermana se sentará en el banquillo de un tribunal.

Y es que en la Zarzuela se reservan para Nochebuena cualquier posible alusión a la situación de Cristina, dado que este lunes sus portavoces se limitaron a subrayar el "respeto" con el que recibieron el auto del juez Castro ante la "independencia" de la justicia. No obstante, cuando se pregunta si no resultaría conveniente que, en la actual coyuntura, Cristina no ocupase un lugar (aunque sea lejano) en la línea sucesoria a la Corona, desde el entorno de Felipe VI se insiste en que en ese plano el Rey no puede mover ficha y que únicamente la aludida tiene capacidad para tomar la decisión.

Más allá de formalismos, es notable cómo ha crecido la presión política y social en las últimas semanas para que la hermana del Monarca dé un paso que serviría para marcar más distancia entre su situación personal y la imagen pública de los nuevos Reyes y su heredera.

AMORTIGUAR EL GOLPE

El trance en el que se encuentra Cristina desde este lunes no ayuda a la Corona, pero tampoco llega en el peor momento para una institución que, además de renovarse, ha tomado medidas de 'saneamiento' en los últimos tiempos implicándose en la nueva ley de transparencia, regulando los regalos, comprometiéndose a someterse a auditorías externas de sus cuentas y elaborando un código de conducta para los trabajadores de la Casa del Rey. Que a Felipe VI le queda mucho trabajo por hacer si quiere mayor cercanía con unos ciudadanos que respiran desconfianza es una evidencia. Que al menos ha abierto las cortinas de una institución que, durante décadas, ha declinado abrir sus puertas al control externo, también. Y seguramente eso, sumado a que ni Cristina ni Elena forman parte ya del núcleo duro de la Casa del Rey, amortiguará en parte el golpe que le llega indirectamente desde los tribunales. De la posición que adopte en torno a la corrupción en su primer discurso navideño y de la actitud de su hermana ante sus derechos dinásticos puede depender que la herida social sea más o menos profunda.

"CÓNYUGES QUE NO SE ENTERAN"

El Gobierno se quedó en el "respeto" a la decisión del juez y a un sistema "que funciona". En el PSOE, la andaluza Susana Díaz dijo que la justicia "es igual para todos" y aconsejó no usar este caso para "dañar la imagen de España". Su compañero Antonio Pradas instó a Cristina a renunciar a sus derechos sucesorios, mientras que IU PNV defendieron al juez "frente a la tesis de los cónyuges que no se enteran". Podemos aplaudió que se termine con la "impunidad".