LA ESTABILIDAD DEL EJECUTIVO CATALÁN

El horizonte electoral aviva la tensión entre el PDC y ERC

Francesc Homs.

Francesc Homs.

XABI BARRENA / FIDEL MASREAL / BARCELONA

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Cuando Carles Puigdemont, en vísperas de la Diada, dijo aquello de que en un año habría urnas y elecciones constituyentes situó, al mismo tiempo a la política catalana en campaña electoral. Si a esto se añade que el Govern está formado por los dos principales partidos (al menos por ahora) en el contexto catalán, es fácil deducir que el ‘síndrome de la cuentatrás’ ha invadido los pasillos del Palau de la Generalitat. La tradicional pugna y tensión entre CDC (último nombre registrado de la fuerza)  y ERC ha reaparecido como, por otra parte, más de cien esperaban.

La sucesión de episodios  demuestran la escalada. Desde el acto de Sant Boi, de conmemoración del 40º aniversario de la Diada de 1976, en el que ERC compartió escenario con la CUP y Podem, hasta las palabras de este martes de Homs que ha metido a los republicanos en la ciénaga del posible voto en una eventual investidura de Pedro Sánchez.  

EL DILEMA MADRILEÑO

El diputado convergente, en Catalunya Ràdio, ha expuesto en voz alta el dilema: si echar a Mariano Rajoy y al PP del poder es un objetivo prioritario, ¿no sería lógica una abstención a la eventual investidura de Sánchez aunque este no se comprometa con el referéndum? Rápidamente, Homs ha dicho que él cree que no se ha de renunciar a la consulta como condición sine qua non. Eso sí, antes ha señaldo que "habría que hablar" de la cuestión con ERC.

Otras dirigentes de peso del PDC, escarmentados por la política española, apuntaron a este diario: “Facilitar un Gobierno que no quiera resolver el tema de Catalunya es imposible”. Otros creen que en cualquier caso la oferta del PSOE no existe y si existiera “tendríamos que valorarla”. A ello se añade que en la posconvergencia no falta quien cree que unas terceras elecciones españolas serían una oportunidad para organizar una candidatura en forma de órdago a la grande con grandes nombres y la inminencia de la secesión como bandera. En todo caso, el asunto de la investidura en Madrid debería decidirse de común acuerdo con ERC para evitar que el PDC quedara aislado como el pactista o el que da pasos atrás en la firmeza sobre el referéndum.

 Todo este debate que Homs ha alimentado con sus reflexiones ha molestado a los republicanos. “Que voten como quieran, pero que no nos metan a nosotros por en medio”, afirma una voz republicana que añade: “Nosotros votaremos 'no' si no hay referéndum. Nuestra gente lo tiene muy claro”. ¿Y en el caso de que el PSOE, contra todo pronóstico, pactara con Podemos y CDC, el PNV y la representante de Coalición Canaria votaran a favor (que ya es mucho suponer)? “Seguiremos con nuestro 'no' si no hay referendo", zanja dicha fuente.

Otra voz del partido señala que en ningún caso venderán su voto “antes de que nos lo compren”. Partiendo de la base de que “ahora no quieren ni hablar con ERC”, primero deberían darse todos aquellos supuestos antes mencionados y, después, que Sánchez les pidiera “dialogar”. “Y en la negociación ya se vería” apunta.

MIRADAS DE REOJO EN EL CONSELL EXECUTIU

En el PDC no ha gustado nada la foto de ERC con la CUP y Podem (por aquello del temor a un tripartito en ciernes). Y tampoco ha hecho ninguna gracia que el ‘conseller’ Toni Comín (nombrado por ERC) haya “ayudado” a destapar los efectos de las privatizaciones de la sanidad pública durante la etapa de Mas. “Las izquierdas llaman privatización a lo que hace CiU y cuando lo ejecutan ellos son concesiones administrativas”, se queja un diputado.

La tensión con ERC obedece a una competencia por espacios electorales, pero en el PDC confían en que la vertiginosa sucesión de desafíos del soberanismo (incluida una eventual proclamación de independencia en caso de choque con el Estado por el RUI) hará empequeñecer los cálculos electoralistas. 

Con todo, el PDC también quiere jugar sus cartas. Una se llama Puigdemont –independentista 'pata negra'- y otra la eventual presión para reeditar un Junts pel Sí en las constituyentes para que sean un nuevo plebiscito para ratificar o no la secesión.

Con respecto a las tiranteces con sus socios de Govern, la conclusión de ERC es que los convergentes “están muy nerviosos y nosotros, muy tranquilos”. “Tenemos un partido cohesionado y ordenado y unas encuestas que nos soplan a favor” apunta esta voz con un tono que sugiere hacer una lectura inversa. Es decir, que los convergentes ni tienen el partido cohesionado, con la lucha entre la nueva y la vieja CDC y de Puigdemont por emanciparse de Artur Mas, ni mucho menos ‘ordenado’, como lo demuestra “el ‘show’ de los nombres del partido”, como indica la fuente republicana. La conclusión es que ERC “no entrará en el debate”. Y esperará a la segura ofensiva por la lista única que creen que los convergentes lanzarán. “Es su única opción por mantenerse en el Govern”

En el último sondeo de este diario, de este mayo, la demoscopia arrojó un tanteo de 40 a 20 diputados a favor de ERC y una Convergencia sufriendo lo indecible por mantener el segundo puesto.