MIRADOR
Vivimos a golpes, tocando fondo
Coherencia: Actitud lógica y consecuente con una posición anterior. Actitud que cada vez es más difícil de poner en práctica en la vida en general y en la política en particular. Y si el escenario es el ring en el que están instalados Mariano Rajoy y Artur Mas es directamente imposible concebirla. Pero nuestra obligación es exigírsela. Porque si estas elecciones están concebidas como unas plebiscitarias, según el propósito del presidente de la Generalitat y el despropósito del jefe del Ejecutivo central, no pueden intentar embaucarnos pensando solo en sus propios y respectivos intereses. Uno en sus autonómicas y el otro en sus generales.
Coherencia, al menos por parte del Gobierno catalán, es intentar que las elecciones del 27-S sean lo más parecido al plebiscito que nos ha prometido. Y que el resultado ni confunda ni divida más. Y eso solo es posible sumando los votos y no solo los diputados. Y si no es así, no se preocupe, ya nos esperamos dos años más y votamos cuando tocaba.
Coherencia es no equivocarse de adversario como hizo ayer el todavía conseller Felip Puig, apuntando directamente a la CUP como un enemigo a batir. Puig, con aciertos -alguno habrá habido-, y errores -el mayor quedará para siempre en el rostro de Ester Quintana, que aún espera su disculpa-, es el pasado. El dirigente convergente encarna una concepción de la política superada por fórmulas como la de la propia CUP. Entre Puig y David Fernàndez, cada cual que decida quién cree que puede presumir de ser más consecuente. Diría que no hay dudas.
Tomo prestados los versos del poeta Gabriel Celaya que tan bien musicó el maestro Paco Ibáñez, esos que un día sirvieron para describir a España y hoy explican un sentimiento de muchos catalanes: «Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos, nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. Estamos tocando el fondo». Como proseguía el poeta, no es momento de desentenderse, hay que tomar partido. Es hora de decidir, sí o no. Lo quiera o no el señor Rajoy. Porque, y en eso tiene razón Mas, en función del resultado del 27-S, será el PP el primero en contar en clave plebiscitaria. Calculará como le convenga, pero si esa es su intención, sea noble y reconózcalo ya ahora.
Y presidente Rajoy, un ruego: trampas, las justas. Porque aquí ya llevamos mucho agravio acumulado. El último, el presupuesto presentado este martes porque, al final, después de tantas cuentas y cuentos hemos aprendido a contar. Y nos tocaba el 19% equiparable al producto interior bruto (PIB) que representamos en España y no el 10% que nos ha otorgado cual gracia divina del ministro Cristóbal Montoro. Maldigo la poesía del que toma partido, partido hasta forrarse». Sustituyan la «poesía» por la patria. Celaya nos lo perdonaría, ¿verdad, maestro Paco?
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