El desafío soberanista

Vila defiende el arbitraje del TC ante los recursos que prepara el Gobierno

Santi Vila, izquierda, y Artur Mas, en los pasillos del Parlament en un día de pleno, el pasado mes de mayo.

Santi Vila, izquierda, y Artur Mas, en los pasillos del Parlament en un día de pleno, el pasado mes de mayo.

XABIER BARRENA
BARCELONA

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El Govern, en su primera reunión tras las vacaciones, se conjuró el martes para ganar tiempo. El método dispuesto era simple: evitar cualquier comentario sobre el más que probable veto del Estado a la consulta del 9-N, por cuanto ello obligaría a desvelar, a escasos días del Onze de Setembre, que el Ejecutivo catalán no desacatará el mandato constitucional. Es decir, no sacará las urnas a la calle si el Estado lo prohíbe. La conjura, aplicada al pie de la letra por el portavoz del Govern el mismo martes y ayer mismo, saltó por los aires por obra del conseller de Territori, Santi Vila. Vila ya adelantó a mediados de este mes de agosto que el Govern no desafiaría al Estado. Y ayer, día en que el PP confirmó que ya se están preparando los recursos, hizo una segunda ronda. Y apuntó que en la pugna entre el Gobierno central y el de la Generalitat, el Tribunal Constitucional (TC) ejerce de árbitro y habrá que acatar sus decisiones.

Vaya por delante que sus palabras no sorprenden por su contenido, pues son argumentos más que repetidos en los últimos dos años. Pero no es habitual que sea un conseller de CDC quien los exponga. Vila criticó que se «cuestione» el papel del Constitucional y pidió respeto al marco legal. «En un Estado de derecho es muy importante que todo el mundo, desde la ciudadanía hasta su Gobierno, tenga cuidado de ser muy respetuoso con la ley que ampara a todos», subrayó, en llamativo contraste con el discurso convergente de los tiempos recientes.

Y no tan recientes. Ahí están los días en que Artur Mas, en la oposición, le espetaba al entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que el TC carecía de «legitimidad» porque estaba «dividido y mediatizado» por los dos grandes partidos estatales, PP y PSOE.

CHOQUE CON RULL / Más alejado aún (en el contenido, que no en el tiempo) resulta lo dicho por el flamante número 2 de CDC, Josep Rull -que, de hecho, todavía no ha sido ungido oficialmente- apenas 24 horas antes. Rull afirmó, en tono solemne, que CDC «cumple sus acuerdos» y que «pondrá las urnas a la calle». El propio  Rull replicó ayer mismo a Vila y le señaló que la decisión sobre el 9-N se tomará «en Catalunya».

Menos sorprendente es que Vila entrara en colisión con lo dicho el martes por Oriol Junqueras (ambos, por cierto, en el canal 3/24). Dijo entonces el líder republicano que no se quería ni «imaginar» que CiU no llegara hasta el final en la consulta.Tras este intercambio, cabe la pregunta la millón: ¿actuó Vila solo o siguiendo indicaciones de Mas?

EL CONVENCIMIENTO DE VILA / En cualquier caso, el conseller de Territori se saltó las consignas del Ejecutivo catalán al situarse en un escenario más allá de la suspensión de la consulta («especulaciones», habría dicho el portavoz Francesc Homs). Y eso que Vila se había mostrado antes convencido de que se podrá hacer la consulta «ajustándose al derecho» y amparados por la ley de consultas.

Poco antes, sin embargo, la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, había anunciado que el Gobierno de Mariano Rajoy prevé presentar dos recursos contra el proceso ante el Constitucional: uno contra la ley de consultas y otro contra el decreto de convocatoria del 9-N. Fuentes del Ministerio de Justicia matizaron que, en el caso de que las dos decisiones se produzcan con pocas horas de diferencia, cabría la posibilidad de presentar un solo recurso. «El problema no es jurídico, es político. Tanto la ley de consultas como la convocatoria quedarán suspendidas automáticamente en cuanto el Ejecutivo recurra, con un documento o con dos», añadieron esas fuentes, informa Patricia Martín.