Teresa Rodríguez, la vanguardia del cambio

La joven candidata de Podemos se inició en el activismo político incluso antes de que tuviese edad para ejercer el voto

J. C. SEVILLA

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A la gaditana Teresa Rodríguez-Rubio Vázquez (Rota, 1981) la política le viene de vocación. Con 18 años, cuando aún siquiera había podido estrenarse en eso del voto, ya formaba parte de las listas al Parlamento andaluz entre las filas de IU. Poco podía pensar entonces esta veterana militante, siempre en la izquierda, iba a acabar convertida en la punta de lanza de Podemos. en Andalucía.

Los padres de esta maestra de Secundaria regentaban una perfumería en Rota, una localidad castigada por el paro y acostumbrada al activismo político desde que Franco suscribiera con Estados Unidos el acuerdo para instalar allí la base naval militar. Sus padres no eran militantes, aunque sí antibelicistas, pero la joven Teresa fue descubriendo su compromiso político a partir de la preocupación por lo que le pasaba a otras personas en el resto del mundo. Una sensibilidad en la que se incluía la referencia cristiana de su abuela, la negativa de su madre a comprarle una cocinita para jugar porque cuanto más estudiara menos tendría que pisarla, los comics de Mafalda, la música de Carlos Cano que oía su padre -que ella entona en sus mítines, especialmente la Murga de los Currelantes-- o incluso las clases de Filosofía en el instituto. Fue precisamente en el instituto donde se estrenó en las marchas antibelicistas contra las "fábricas de guerra en su pueblo" y empezó a fajarse en las luchas estudiantiles. "Soy de izquierdas porque ahí es donde bebe mi formación política, lo que me gusta y lo que me emociona, las herramientas intelectuales con las que veo el mundo", afirma.

No fue hasta que dio el salto a Sevilla para estudiar Filología Árabe cuando el activismo empieza a centrar su vida. Engrosó las listas de IU para el Parlamento andaluz en el 2002, peleó contra la puesta en marcha de la Ley de Universidades ese mismo año (con un violento asalto al Rectorado de la Universidad de Sevilla que sus enemigos han rescatado esta campaña), el Plan Bolonia o la Constitución Europea. En el seno de IU se fue incorporando al movimiento Espacio Alternativo, de los más críticos.

Pero incluso estas siglas se le acabaron quedando pequeñas, y en 2008 se pasó a Izquierda Anticapitalista, una fuerza trotskista de la que bebe Podemos y en la que conectó con la lucha obrera de dirigentes sindicales como Diego Cañamero o Juan Manuel Sánchez Gordillo. De allí se saldría para integrarse en Podemos, convirtiéndose por unos meses en eurodiputada en Bruselas.