I+D

Una revolución para la ciencia

Tres jóvenes científicos coinciden en que el sector necesita un auténtico cambio desde la base que permita construir un sistema más ágil, competitivo y moderno

ANTONIO MADRIDEJOS

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Los tiempos del crecimiento quedaron lejos: la financiación de la ciencia y en general el funcionamiento del sector en España y también en Catalunya necesitan "un cambio de los pies a la cabeza", como suscriben tres jóvenes y brillantes investigadores reunidos para hablar de política y ciencia. Los tres lamentan la escasa inversión pública en I+D, así como la excesiva burocratización, el anquilosado funcionariado, el amiguismo por encima de los méritos y las dificultades para implicar a la industria, entre otros problemas, lo que provoca que los investigadores tengan grandes problemas para consolidarse.

"Se está perdiendo buena parte del talento, una generación bien formada", advierte Pablo Rodríguez, investigador predoctoral en el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona. "Y eso acaba teniendo un efecto indudable en la economía. Los países europeos que más invierten en I+D son los que menos paro tienen", ilustra la química Eva Pellicer, investigadora con un contrato Ramón y Cajal en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).

"El debate está muy polarizado entre el 'sí' y el 'no' a la independencia, pero no se abordan otras cuestiones", advierte Rodríguez. Aunque la ciencia es un sector estratégico, la base para avanzar hacia la tan pregonada economía del conocimiento apenas merece el interés de los políticos durante las campañas electorales. "En la lista de Junts pel Sí solo hay un científico, y en los otros partidos pasa algo parecido", reiteran los investigadores. Y es curiosa esta situación porque pocos sectores dependen tanto del devenir político.

EMPEZAR DE CERO

 "La independencia obligaría a un cambio enorme -prosigue el doctorando- porque toda la financiación está muy vertebrada a nivel español, desde los planes estatales de investigación a las ayudas europeas". Rodríguez, sin ir más lejos, trabaja en un instituto del CSIC, una institución dependiente por completo de Madrid. "La independencia lo cambiaría todo -dice Pellicer, quien actualmente dispone de un contrato en un programa ministerial-. Habría un difícil periodo de transición. Una cosa es quererlo y otra es articularlo".

Raúl Delgado, investigador posdoctoral en el Idibell, que no oculta sus simpatías por el 'procés'considera que la independencia sería "una buena ocasión para empezar de cero", para rehacer el sistema desde la base. "Hay grandes incertidumbres en la comunidad científica de Catalunya sobre cómo le afectaría la independencia -reconoce-. Evidentemente sería un problema que quedáramos fuera de Europa, pero por mi experiencia de los últimos años creo que en Catalunya se está haciendo un esfuerzo mayor por mejorar las cosas y confío en ello. Creo que un plazo de 10 años podríamos estar como los mejores".

La pertenencia a la UE es un tema capital para los tres, aunque Delgado y Pellicer recuerdan que Suiza, sin estar directamente en la Unión, forma parte del entramado científico europeo (por ejemplo, es miembro del European Research Council). "Eso sí -insiste la química-, los líderes políticos que hacen esta apuesta [la independencia] deberían tener buenos interlocutores con Bruselas".

Rodríguez asume que las cosas no se están haciendo bien en España, pero recuerda que Catalunya tampoco es un modelo paradisiaco, empezando por "un sistema económico también muy dependiente del turismo, con los casinos para rusos y los parques de atracciones...". El investigador predoctoral está convencido de que hay gente interesada en mejorar el estado de la ciencia sin declarar la independencia y cita en este sentido que Catalunya Sí que es Pot ha incluido en su programa llegar progresivamente al 3% del PIB en ciencia. "¿Se puede mejorar la ciencia sin la independencia? -se pregunta Delgado-. A nivel español he perdido la esperanza de que algún partido lo arregle. ¿Se puede confiar en un Gobierno como el actual, que elimina el Ministerio de Ciencia y que lleva años prometiendo una agencia estatal de evaluación, al margen de quienes manden, que nunca se pone en marcha? Yo no".

VISIÓN A CORTO PLAZO

Pellicer añade otra cuestión: "En I+D, Catalunya aún depende mucho del Estado, y el Gobierno actual no tiene una visión a largo plazo, que es como funciona la I+D. Con independencia o no, deberíamos tener estructuras firmes que no dependan del vaivén de los gobiernos". En Catalunya, prosigue, "los nuevos centros dependientes de la Generalitat funcionan muy bien, pero las universidades están dejadas un poco de la mano de Dios". Rodríguez añade: "Si la universidad, que es una de las bases de la ciencia, no puede absorber los posdoctorados, muchos de ellos venidos de fuera, mal vamos. La universidad no se puede nutrir de calientasillas", Y concluye: "Conozco catedráticos que tienen mucho menos currículum que investigadores que se presentan a oposiciones para profesor".

Para la investigadora, otra de las claves es la burocratización: "No puede ser que ganes un concurso del plan nacional y en lugar de concedértelo en enero te lo den a finales de año. No solo no has tenido los fondos para trabajar, sino que además, justo cuando te llega el dinero, te exigen que justifiques cómo lo has gastado", afirma.