LA ENCRUCIJADA NACIONALISTA

Ultimátum de Mas a Unió para que asuma la independencia

Josep Antoni Duran Lleida, en la reunión de la dirección de Unió, ayer.

Josep Antoni Duran Lleida, en la reunión de la dirección de Unió, ayer. / periodico

XABIER BARRENA / BARCELONA

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Los días señalados mediáticamente son aquellos en los que los hechos se suceden en cascada. El de este lunes ha sido de ellos. El resultado de la consulta interna en UnióUnió desencadenó, primero, un cisma profundo en la dirección del partido democristiano y, sobre todo, que el socio mayoritario de la federación de CiU lanzara un ultimátum en toda regla a Josep Antoni Duran Lleida. Tras mantenerse al margen durante todo el proceso interno de Unió, CDC, vía su número dos, Josep Rull, fue clara y meridiana con los democristianos: el 27-S tiene carácter plebiscitario y es el instrumento para realizar la consulta del 9-N que no se pudo llevar a cabo.

Por tanto, CDC se presentará a las elecciones con el doble 'sí' por bandera. 'Sí' al Estado, 'Sí' al Estado independiente. "La mención a la independencia es innegociable", aseveró Rull después de reunirse con su homólogo de UDC, Ramon Espadaler. Los democristianos tienen ahora de margen hasta el sábado, día en que Artur Mas lanza su campaña para las elecciones con un acto en Molins de Rei, para responder.

Si la respuesta de Unió es negativa, y todo parece indicar que lo será, Rull señaló que "se abrían toda una serie de escenarios". Preguntado por su incidencia en la composición del Govern, el coordinador general convergente señaló que "se actuaría en consecuencia"; es decir, insinuó una salida de los 'consellers' democristianos del Ejecutivo de Mas. Los dirigentes de Unió mantienen su intención, adelantada por este diario, de ser ellos quienes dejen el Govern si CDC no se aviene a negociar.

POTESTAD DEL 'PRESIDENT'

Y eso que la jornada se había iniciado con un movimiento táctico de Espadaler para intentar llevar al terreno de los convergentes y, en concrecto, de Mas, una posible ruptura de la federación. El secretario general de los democristianoshabía afirmado algo que, por obvio, no deja de tener su qué: "El futuro de los 'consellers' de Unió en el Govern [él mismo, Joana Ortega y Josep Maria Pelegrí] será el que quiera el 'president'".

Obvio es por cuanto los cambios gubernamentales, como la convocatoria de elecciones, son potestad exclusiva del jefe del Ejecutivo. Ahora bien, lo que hizo Espadaler, sibilinamente, fue poner a Mas en el tablero, tras dos semanas de respectuoso silencio. "Si alguien cree que el posicionamiento de Unió [tras la consulta] imposibilita la continuidad en el Govern, no seré yo quien se aferre a la silla", sentenció.

REUNIÓN TURBULENTA

Horas después, la reunión de la dirección de Unió fue turbulenta. Allí se decidió, con el apoyo de 19 de los 27 miembros con derecho a voto (hubo cuatro asistentes más, soberanistas) que Espadaler iniciara las conversaciones con CDC. Los críticos, por su lado, comunicaron que ellos también irían a negociar por su cuenta, y no solo con CDC, sino también con ERC y las entidades soberanistas, es decir, con todos los firmantes del preacuerdo de la hoja de ruta de marzo.

El portavoz del sector soberanista, Antoni Castellà, explicó que en la reunión matinal los críticos habían propuesto una síntesis entre ambas facciones, habida cuenta de la estrecha diferencia de la consulta, que ellos entienden como "empate técnico": "Como el 46% aboga por la secesión y el 50,3% por la soberanía plena con una serie de criterios, hágase un mínimo común denominador, la independencia y negóciense los términos de esto con las otras fuerzas". Es decir, ni más ni menos que lo que, por la tarde, le diría Rull al propio Espadaler. La apuesta fue rechazada, ya que solo fue apoyada por ocho miembros.

Según fuentes de la dirección, Duran se mantuvo en un segundo plano durante el cónclave. Solo alzó la voz cuando Castellà expresó la intención de negociar por su cuenta. Una medida que fue entendida como un "fraude" y como una clara voluntad de "romper Unió" por el sector oficialista de la dirección.

"MEROS INSTRUMENTOS, NO UN FIN"

En la rueda de prensa posterior a la reunión, Espadaler dijo coincidir con Mas en cuanto que el 27-S tiene carácter plebiscitario, pero no hizo gala de la claridad que le exige Convergència sobre la secesión. Así, recordó que "el Estado independiente o la confederación" son meros instrumentos, no un "objetivo en sí mismos", y se engloban "perfectamente" en el concepto de "soberanía plena" que se incluyó en la pregunta. "Nosotros queremos participar en las próximas elecciones en el seno de la federación con CDC", afirmó el también 'conseller' de Interior.

En cuanto a las líneas rojas democristianas en esta negociación, Espadaler sentenció: "Esas líneas las determina la pregunta y los criterios que en ella se incluyeron. Se pueden modular, pero nunca perder su esencia". En la reunión por la tarde con Rull (en presencia de Lluís Maria Corominas, de CDC, y de Antoni Font, de UDC) no se llegaron a discutir dichos criterios. Convergència frenó en seco la táctica democristiana y exigió un posicionamiento sobre la independenica que, si es favorable, permitirá negociar la hoja de ruta en sí.

El único gesto que se permitió Rull fue dar prioridad al diálogo con la dirección de Unió y no emprender conversaciones con los críticos hasta que Espadaler dé su respuesta.