EL CAMINO A LAS MUNICIPALES DE MAYO

La trinchera metropolitana

CARLES COLS / Barcelona

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Casi como en un homenaje a lo que hace 100 años fue en esencia la primera guerra mundial, el área metropolitana será dentro de nueve meses el campo de combate de una guerra de trincheras sin precedentes en la política catalana. El PSC, al que en el Baix Llobregat, el Barcelonès y en parte del Vallès y el Maresme nadie le tosió en más de 30 años, es hoy un partido que sufre una septicemia política de incierto pronóstico, así que las municipales de mayo del 2015 se preparan casi como una batalla de Verdún, donde se acuñó por vez primera, según la historiografía bélica, un lema militar tan entusiasta como, si se analiza bien la cuestión, parece que gafe: el célebre  ¡no pasarán! («Ils ne passeront pas», en su versión primera). Antonio Balmón, alcalde Cornellà con mayoría absoluta y dirigente de la ortodoxia actual del PSC  sostiene que, mal que les pese a sus adversarios políticos, así será, que el cinturón metropolitano no caerá. Tiene argumentos para defender su tesis. También los hay contrarios. El 24-M del 2015 se aproxima como lo que un día dijo Stalin, una adivinanza envuelta en un misterio dentro de un enigma.

Conviene antes que nada recordar en qué contexto se celebraron las elecciones municipales del 2011. Gobernaba José Luis Rodríguez Zapatero, pero en caída libre, tanto que el advenimiento del PP era incuestionable. Y, simultáneamente,  los indignados ocupaban el centro de Madrid, Barcelona y de otras capitales de provincia españolas. En resumen, que dos olas desbordaron la nave metropolitana del PSC, una por babor y otra por estribor.

VOTOS / Balmón acepta que la tormenta persiste. El crecimiento demoscópico de Podemos inquieta a los socialistas, porque las pocas encuestas que circulan de despacho en despacho pronostican que obtendrán concejales allí donde ni siquiera tienen  candidato. Es, además, un cuchillo de dos filos. Podemos amenaza con restar votos al PSC y, también, a Iniciativa, aliado habitual de los socialistas en no pocos municipios metropolitanos durante años. Y todo ello con Ciutadans en el otro flanco. El caso a examinar con lupa dentro de nueve meses será, en esa línea, sobre todo  L'Hospitalet, donde Núria Marín perdió la mayoría absoluta en el 2011 y donde inquieta, además de Podemos, que Miguel García, presidente del Club Esportiu L'Hospitalet, encabece con su discurso extremadamente populista las listas de Ciutadans.

¿Por qué, pese a todo, Balmón es moderadamente optimista? Primero, porque aunque solo quedan nueve meses para el parto, estos son tremendamente inciertos, con el 9-N como mayúscula intriga y con la gestión del Gobierno por parte de Mariano Rajoy, como telón de fondo. En segundo lugar, porque hay más naves a la deriva, y eso siempre consuela. Las consecuencias del caso Pujol, por ejemplo, son aún desconocidas.

Hay un tercer motivo, a juicio de Balmón, más sólido. Según este experto en mayorías absolutas, los electores premian a los buenos alcaldes con independencia de las siglas. Visto así, hasta parece imprudente que el PSC haya relevado hasta tres alcaldes a media carrera desde el 2011 (Gavà, Sant Boi y Sant Adrià del Besòs). Sus sustitutos no pasarían hoy un test serio de conocimiento por parte de sus vecinos.

La batalla metropolitana, en resumen, es la línea Maginot del PSC. Partidos como ERC aspiran a entrar por primer vez en consistorios en los que nunca han tenido representación. CiU difícilmente crecerá. El momento dulce del PP parece que fue el 2011. Podemos y Ciutadans se supone que crecerán al abrigo del hartazgo de parte del electorado. Pero quien realmente se juega el futuro es el PSC, por lo que fue y todavía es en el área metropolitana. Si buscan un faro para no estrellarse en las urnas, los socialistas creen que este es Núria Parlon, que heredó una crisis política descomunal cuando la Guardia Civil detuvo al anterior alcalde, Bartomeu Muñoz, y que, pasados los años, parece sólidamente consolidada como alcaldesa.