¿El partido de Prince?

Artur Mas

Artur Mas / periodico

TONI AIRA

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En abril pasado medio mundo, especialmente el musical, quedaba consternado por la noticia de la muerte del cantante Prince, al que todos habíamos conocido en su etapa de máximo esplendor con este nombre. Pero el caso es que durante muchos años la denominación que se hacía de él, por su culpa, fue aquello de "el cantante antes conocido como Prince". Él, con la idea de reinventarse, había querido cambiar de nombre, incluso se describía con un símbolo, pero nada de aquello no cuajó como el 'Prince' original, y la referencia, para bien o para mal, siempre acababa siendo la misma. Va camino de pasar también con Convergència. Este viernes no paraba de leer y de escuchar "el partido antes conocido como Convergència", y el caso es que a este nombre, a estas palabras, se sumaban los hechos de un arranque de congreso muy "a la convergente" pero con susto necesario para una dirección que, con Artur Mas al frente, parece que no reaccionará si no es ante una situación extrema.

Lo que ha pasado este fin de semana en el Parc del Fòrum es un aviso serio. El problema es que no sabemos aún cuál. Es decir, tal y como ha empezado toda esta teórica nueva etapa, podríamos estar ante un aviso contundente a la dirección sobre el punto de colapso y de hartazgo de la sufrida militancia convergente, de quien no se debería poner más a prueba la paciencia, después de todo lo que ha tenido que pasar y después de las grandes expectativas de cambio que les habían generado. Podría ser así o simplemente un aviso al común de los mortales sobre que esto va de lo de siempre, con un tuneo de nombre extraño que nadie entiende, y tira que te vas.

Pero no cayéramos tampoco en el error de reducir todo a la cuestión del nombre. Ir por aquí sería lo de mirar el dedo cuando nos señalan la Luna. El problema para el "partido antes conocido como Convergència" es si realmente podrá reinventarse como había prometido. De si podrá hacerlo con credibilidad y, sobre todo, sin la típica necesidad de pasar por el desierto de la oposición. ¿Se puede hacer un congreso de reinvención en toda regla desde el poder, o hay necesariamente que caer al abismo, morir de verdad, para volver a nacer con todas las letras?

Cuando Prince murió, en las crónicas ya nadie hablaba del "cantante antes conocido como Prince". Se había recuperado la denominación original después de unos años de desorientación y de segundo plano de su carrera en general. A ver qué pasa con CDC. Porque las cosas, si las tienes que cambiar, suele ser para mejorarlas, no todo lo contrario. Y aquí no hablo solo del nombre, aunque también.