ENRIC PUBILL, EXPRESO POLÍTICO DEL FRANQUISMO
"Destrozaron mi juventud y eso ya no lo recupero"
"En la jefatura de Via Laietana, el que entraba por político salía torturado de una u otra manera", lamenta
Nació en 1930. Recuerda que de niño jugaba con sus amigos y que las casas tenían las puertas abiertas. Su padre, anarcosindicalista, se fue al frente al estallar la guerra civil. "Ya no lo volví a ver más, está enterrado en Francia", relata Enric Pubill. Militó desde muy joven en las juventudes socialistas unificadas de Catalunya, lanzando propaganda antifranquista. Dejaban las octavillas encima del tranvía en una parada y, cuando este se ponía en marcha, las hojas saltaban y así podían llegar a la gente de la calle y ellos evitaban ser atrapados.
Y es que, tal y como explica, entonces la policía primero disparaba y después daba el alto. "Había mucho miedo, Barcelona era una ciudad oscura, sucia", recuerda. "Y nosotros sabíamos que nos podían matar o bien... estaban las guerrillas de ciudad y pensábamos que tendríamos que dar un paso y convertirnos también en guerrilleros de ciudad", añade.
Los cogieron. Los torturaron en la jefatura de Via Laietana. "Allí, el que entraba por político salía torturado de una u otra manera", explica. Y recuerda la impotencia de no poderse defender, atado con las esposas a la espalda o bajo las piernas: "La porra por un lado, las patadas por otro... y jugaban a fútbol contigo, a las tres de la mañana, a las cinco, a todas horas durante diez días... No te desmayas, pero sí quedas inconsciente, como si hubieras llegado a un punto de dolor que ya puedes sobrepasar. Te da igual”.
Pasó más de diez años entre rejas, entre la Modelo y el Penal de Burgos. Pero eso no acaba aquí, porque tras ello estuvo tres años desterrado en Madrid y después tuvo que cumplir dos años de servicio militar en la Marina. "Toda mi juventud me la han destrozado y esto yo ya no lo recupero, pero sí puedo recuperar la memoria del porqué luchamos. Y éramos muy jóvenes, pero sabíamos quién era nuestro enemigo", afirma con orgullo.
LIBERTAD "ENTRE COMILLAS"
Su lucha no se acaba con la decisión del Parlament. Ni mucho menos. Llevamos 40 años de libertad, subraya. Pero libertad "entre comillas", matiza, porque "todavía" no se ha llevado a cabo "una verdadera recuperación de la memoria".
Quiere mucho más. Por ejemplo, que exposiciones como la polémica exposición del BornBorn ayuden a "recordar que aquí había una dictadura". "Y continuar la lucha mientras no podamos tener todas las libertades", subraya.
Una vez más, como durante toda la conversación, Pubill no habla de él solamente, sino en plural, de los 42 jóvenes que formaron parte del expediente de detención. "¿Cómo se anulan estos expedientes, en bloque o uno a uno?". Sus dudas y recelos son los de alguien que denuncia que, tras el franquismo, "las personas que deberían haber anulado los juicios no han tenido ningún interés en hacerlo".
RECONOCIMIENTO, NO DINERO
E insiste en que su meta es el reconocimiento, no el dinero. Por cierto, que escribió al entonces ministro Alfredo Pérez Rubalcaba para que la jefatura de Via Laietana, donde fue torturado durante 31 días, se transformara en un centro de memoria histórica. La respuesta fue negativa.
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