LOS OTROS POLÍTICOS / TERESA CRESPO, PRESIDENTA DE ENTITATS CATALANES D'ACCIÓ SOCIAL

OTAN o ciudadanos

Construir. Es el verbo preferido de la asesora en políticas sociales del Govern y presidenta de Entitats Catalanes d'Acció Social. Defiende que las oenegés se abran a los nuevos movimientos sociales, que luchen codo con codo. Rechaza la protesta destructiva, pero quiere ver a los gobiernos hacer mucho más.

La presidenta de las Entitats Catalanes d'Acció Social (ECAS), Teresa Crespo.

La presidenta de las Entitats Catalanes d'Acció Social (ECAS), Teresa Crespo.

FIDEL MASREAL / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Teresa Crespo recuerda el giro de 180 grados que hizo el PSOE en el referéndum de la OTAN. En ese momento se preguntó: «¿Cómo es posible que personas con dos dedos de frente pasen de decir que no a decir que sí?». Y llegó a la conclusión siguiente: «Nunca formaré parte de un partido que me mediatice de esta manera y que me diga lo que he de pensar».

Desde siempre la trinchera de Crespo ha sido la de las entidades de apoyo a los más desfavorecidos. El tercer sector. Desde ahí se relaciona con gobiernos y partidos. Todos les escuchan. Otra cosa, dice, es que les hagan caso.

No se quiere «cargar» a los políticos. Su marido, Joan Majó, fue ministro socialista. Pero les avisa:  o cambian la «dictadura» interna y asumen que la ciudadanía somos todos y que no se trata de votar cada cuatro años, o se quedarán literalmente «secos».

Poco amiga de simplificar el debate, Crespo también considera que el tercer sector tiene que abrirse a los nuevos movimientos sociales. «A veces nos han pasado la mano por la cara. Se organizan y lo hacen. Hay que escucharlos, porque representan otra manera de hacer política y ciudadanía», señala. Y propone trabajar codo con codo. Acciones conjuntas.

Pero, atención, Crespo rechaza la protesta destructiva. Y no cree en revoluciones clásicas, sino en una construcción transformadora. La de los pequeños cambios, la economía del bien común, la ayuda mutua, la cooperativa. Y también ve a una sociedad cada vez más individualista. Rechaza la protesta vacía. «A la quinta vez de escuchar a Podemos te preguntas qué proponen y cómo lo harán», afirma, al mismo tiempo que pone a esta nueva fuerza política como ejemplo de un grito social de hartazgo ante la crisis económica y las desigualdades.

Busca el equilibrio entre la democratización interna y una organización eficaz. Pero pide al tercer sector un cambio de mentalidad: «Si nosotros no nos creemos que toda organización ha de partir de abajo arriba, no podremos construir».

Y en los partidos, ¿ve cambios? «Se creen depositarios de la verdad. Los veo enorcados en los principios y en el juego de 'si el otro dice algo, nosotros lo contrario'».

Crespo preside el consejo asesor del Govern en políticas sociales. Recuerda que el consejo económico sí fue una reivindicación del 'president' Artur Mas. El suyo, fruto de un pacto con el PSC y con escasa incidencia. El tercero es el de salud. «Ahora, con la polarización soberanista, ninguno de los tres tiene ya el interés que tenían», lamenta.

Dicho lo cual, tiene claro que quien manda hoy es el poder económico. «El mundo capitalista es una riada que atrapa todo lo que encuentra a su paso. ¿Cómo puede haber viviendas vacías y personas sin hogar? Esto el Gobierno no debería permitirlo. ¿No puede o no quiere?», se pregunta.

-Respóndame usted.

-«Puede más de lo que está haciendo. Grecia ha decretado que no puede haber desahucios».

 

¿Y cómo estaremos dentro de 50 años? «Yo ya no estaré», responde riendo a carcajadas. Teresa reivindica un optimismo realista y concluye: «Debemos hacer aflorar la parte buena del ser humano».