ESCÁNDALOS EN LAS FILAS CONSERVADORAS

El PP teme que el 'caso Bárcenas' eclipse su plan de regeneración

Cospedal, entre Ana Botella y José María Aznar, en un acto de la FAES, el pasado 16 de octubre en Madrid.

Cospedal, entre Ana Botella y José María Aznar, en un acto de la FAES, el pasado 16 de octubre en Madrid.

G. ROBLES / P. MARTÍN / I. MÀRMOL / MADRID

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Los populares no están viviendo la mejor de sus semanas. Al vértigo que a muchos dirigentes les ha producido conocer en detalle el caso de las tarjetas b en Bankia y ser testigos de la salida del partido (aunque sea a regañadientes) de Rodrigo Rato, uno de los pilares del PP de la refundación y de los primeros triunfos electorales, se suma ahora la lluvia de imputaciones y avisos que le están cayendo a la dirección conservadora desde la Audiencia Nacional. El caso de los pápeles de Bárcenas parece haber resucitado tras un largo periodo de tranquilidad para el equipo de Mariano Rajoy. «El juez [Pablo] Ruz nos está lanzando mensajes de que echemos cuerpo a tierra», apunta un dirigente popular que, como otros compañeros con despacho en la sede de la madrileña calle Génova, aún no se ha recuperado de la impresión que según su propio relato le produjo saber que Ángel Acebes, exsecretario general, había sido imputado.

Hay coincidencia en que la implicación de Acebes por, supuestamente, haber autorizado la compra de acciones de Libertad Digital con dinero negro tendrá «poco recorrido jurídico», pero quizá mucho «daño político» para un partido que, en cuestión de semanas, tenía planeado sacar pecho ante la opinión pública con un proyecto de regeneración democrática pactado con los socialistas y puede que con otros grupos. La revitalizada ofensiva que les llega desde los tribunales podría empañar y restar eficacia al esfuerzo realizado en este terreno, según temen fuentes populares.

CAMBIO DE TONO EN PSOE / Las conversaciones en torno a los cambios legislativos ligados al concepto de transparencia y regeneración democrática siguen su curso, según fuentes gubernamentales y socialistas. El PSOE ha subido el tono de sus críticas y ha endurecido el discurso de oposición estos días, exigiendo explicaciones a Rajoy sobre la apresurada salida de Rato del PP; la imputación de Acebes y el serio aviso del juez Ruz a la secretaria general, María Dolores de Cospedal, avanzando en una investigación que atañe a su campaña electoral del 2007. Pero eso no supondrá que se rompan las negociaciones sobre el paquete legislativo prorregeneración que consideran necesario, según apuntan desde el PSOE.

Es más, se da por hecho que en un plazo de 15 días los populares les entregarán un borrador en el que han de quedar plasmados los acuerdos básicos a los que han llegado ambas fuerzas políticas, a fin de que pueda ser presentado y aprobado antes de que termine el año, tal y como garantizó el Ejecutivo.

EFECTO PODEMOS / Este proyecto regeneracionista fue anunciado por el presidente Rajoy en una reunión de su partido antes de las vacaciones de verano. El PP acababa de recibir un fuerte varapalo en los comicios europeos y Podemos había demostrado una inusitada fuerza electoral para una organización política recién nacida. Eso, sumado a que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y los sondeos de varios diarios (entre ellos EL PERIÓDICO) confirmaban el gran apoyo con que contaba el nuevo partido de Pablo Iglesias, provocó que Rajoy moviera ficha ante la corrupción que tanto ha deteriorado la imagen de los grandes partidos tradicionales. Ayudó también que el caso Gürtel y el de los papeles de Bárcenas estaban calmados en los tribunales. O eso parecía.

Pero el viento parece haber cambiado para los conservadores  y a las derivadas del caso Bankia -que han afectado a Rato, aunque también a políticos de varios grupos, a sindicatos y a patronales- se le ha añadido un nuevo impulso a la causa abierta en la Audiencia Nacional. Los populares, que daban por superado el escándalo que a punto estuvo de poner en jaque a Rajoy en el 2013, están noqueados. Atribuyen al magistrado Ruz un «ensañamiento» con la dirección del PP e imputaciones «sin justificar» que pueden salir caras en las urnas.