OPERACIÓN MERCURI

El teléfono que movía los hilos

Las conversaciones grabadas a Bustos reflejan su «vehemente» estilo de gobernar

Confidencias 8 Bustos y la concejala Montserrat Capdevila.

Confidencias 8 Bustos y la concejala Montserrat Capdevila.

MAYKA NAVARRO / J. G. ALBALAT
BARCELONA

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Durante casi dos años, el que fuera alcalde socialista de Sabadell Manuel Bustos tuvo su móvil intervenido por los Mossos d'Esquadra. Miles de horas de conversaciones, que fueron trascritas y enviadas al juez, dibujan a un mandatario particular -«vehemente y apasionado», se definió él mismo en una entrevista en este diario-, pero también muestran un singular estilo de hacer política; el alcalde podía hacer y deshacer con solo descolgar el teléfono. A través de su abogado Cristóbal Martell, Bustos ha tratado de contrarrestar una a una las acusaciones contra él, en ocasiones, aportando documentación y en otras, asegurando que sus palabras fueron malinterpretadas.

La unidad anticorrupción de los Mossos d'Esquadra sigue adelante con una parte de la investigación, declarada secreta. Del resto de las diligencias se ha levantado el secreto de varias piezas que detallan, mediante conversaciones, los presuntos delitos en los que pudieron incurrir el exalcalde y el resto de imputados en la operación Mercuri.

A Bustos los Mossos le imputan un delito de tráfico de influencias en favor de Nicola Pedrazzoli, fundador y propietario de Canal Català TV. Este quería impulsar un nuevo canal autonómico, y para ello necesitaba una mayoría del Consell de l' Audiovisual de Catalunya (CAC). Pedrazzoli criticó la postura de algunos miembros socialistas del CAC, como Carme Figueras. Bustos le soltó al empresario:«Te pido por Dios que no me traiciones ni me utilices en este tema que es muy delicado, porque si no, yo tendré problemas. Ella te va a votar que sí porque así se lo he pedido yo, y porque es amiga mía». La gestión no funcionó y Pedrazzoli lanzó una amenaza:«Haré la guerra al PSC».

Los atestados reflejan el poder que ejercía Melquiades Garrido, constructor y tío de Bustos, y también imputado en la causa.

Según los Mossos, Garrido quiso hacer unas modificaciones en una vivienda de la calle de Fernando Poo, y el ayuntamiento se lo permitió«de forma encubierta», a pesar de que un funcionario detalló las irregularidades en el inmueble. Garrido lanzó un reproche telefónico a un responsable de urbanismo:«Tú eres de nuestro equipo, tienes que ser un tío que si alguien nos aprieta, tú eres nuestra defensa. Tienes que emitir un informe favorable, eres nuestro colaborador». Según Martell, en esa gestión no hubo irregularidad administrativa alguna, ni trato de favor.

A Jorge Soriano, exdirigente del PP, y Montserrat Costa, mujer de Bustos, se les acusa de un delito de tráfico de influencias por colocar a trabajar en el ayuntamiento a Begoña de la Mora Martí, esposa del empresario José Manuel González Parra, amigo de Soriano. En varias conversaciones, Costa y Soriano pactan cómo colocarla en la empresa municipal Smatsa. Cuando se le acaba el contrato, su marido amenaza:«Estoy esponsorizando. Estoy gastándome el dinero. Diles que se porten bien...»