'El soliloquio de Rajoy', editorial de EL PERIÓDICO

La grave situación en la que elcaso Bárcenasha sumido alPartido Popularha tenido una respuesta deplorable por parte del partido y, muy especialmente, de supresidente,Mariano Rajoy. La prudencia que caracteriza aljefe del Gobierno, de la que él siempre ha hecho gala, no puede extenderse hasta el punto que hemos vivido este mediodía. Por más que le incomode --y se entiende que sea así en este caso--, un líder político no puede rehuir a la prensa en un asunto de corrupción que remueve los cimientos del PP, solivianta a la sociedad española y afecta a la imagen internacional del país y su credibilidad ante las instituciones europeas.

La transparencia que Rajoy ha anunciado para intentar convencer a los españoles de que el PP tiene en orden sus cuentas se contradice abiertamente con la opacidad que significa no haber comparecido ante losperiodistas y someterse a sus preguntas. Los medios de comunicación tienen un papel clave en la relación entre el poder político y los ciudadanos. En las ruedas de prensa, los medios trasladan a quien está en la tarima las cuestiones que interesan y preocupan a los ciudadanos. Y en este caso no hay duda de que a los ciudadanos les interesa y preocupa mucho lo que se está sabiendo de los dineros del PP.EL PERIÓDICO, que está adherido a la campaña 'Sinpreguntas no hay cobertura', considera que la especial trascendencia y gravedad delcaso Bárcenas impide soslayar informativamente el peculiar formato de la comparecencia de Rajoy. Pero que el presidente del Gobierno se haya limitado a un discurso y se haya escabullido de los periodistas es revelador sobre su capacidad de afrontar situaciones difíciles. Y también de cómo el caso Bárcenas afecta directamente a la línea de flotación del PP. En todo caso, lo vivido hoy es síntoma de un alarmante déficit de calidad democrática.