EL ÓRDAGO INDEPENDENTISTA

Santi Vidal dimite tras atribuir ilegalidades al Govern

XABI BARRENA / BARCELONA

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Gente seria, discreta, solvente y con dotes para la gestión. Esa es la imagen que la ERC de Oriol Junqueras ha querido proyectar desde hace ya un lustro. Primero en los ayuntamientos donde ha ejercido responsabilidades de gobierno y, desde hace justo un año, en el Govern, donde ocupa el 42% de las sillas. Propios y extraños han reconocido a los republicanos que la imagen que han proyectado en estos 12 meses se asemeja bastante a la que deseaban dar. Hasta el ‘caso Vidal’. Una incontinencia verbal que parece tener más de construcción inverosímil de la realidad que de delación y que ha rescatado no solo aquella frase de ‘la ERC de siempre’, sino que ha supuesto un duro golpe a la credibilidad del ‘procés’. Por todo ello Santi Vidal ha tenido que renunciar, forzado por los republicanos, a su escaño en el Senado.

Huelga decir que los que han abundado en el deterioro de la imagen de ERC son sus compañeros de viaje, y sin embargo enemigos electorales, PDECat y la CUP. El resto de partidos, y estructuras del Estado, empezando por el Gobierno y acabando por la Fiscalía, han abundado en lo segundo y, sobre todo, en tratar de desentrañar si ese binomio construido por el propio Vidal de ‘procés’-delito (con la presunta extracción de los datos fiscales de todos los catalanes) es cierto o no.

LOS SOCIOS Y LOS ALIADOS

Los neoconvergentes, ante la primera gran ocasión de percutir sobre ERC donde más le duele, la imagen de 'dragon-khan' que se popularizó con los ejecutivos del tripartito, no ha perdido ripio. La ‘consellera’ de Presidència, Neus Munté, tras negar la catarata de afirmaciones de Vidal, ha tomado, en Catalunya Ràdio, el papel de vicepresidenta del PDECat para señalar que le “correspondía” a ERC adoptar medidas contra el juez.

Un recordatorio que aun no siendo obvio no habrá sentado bien en las filas republicanas toda vez que Esquerra guardó, el mismo jueves en que explotó el ‘caso Vidal’, un discretísimo silencio ante las aseveraciones de la ‘consellera’ Meritxell Borràs (que se reafirmó en que era “necesario” tomarse fiesta, en caso de ser funcionario, el próximo 6-F para respaldar a Artur Mas) e, incluso ante el respaldo que la propia Munté dio a la titular de Governació. Afirmaciones que han quedado en un segundo plano, por cierto.

La CUP, en pleito abierto con ERC por los presupuestos,  y vía Eulàlia Reguant, tras tildar de “megalómano” al juez suspendido , y antes de que renunciara a su escaño, exigió que se apartase “de la vida púbica y política”y que “ERC asumiera responsabilidades”.

PETICIÓN DE COMPARECENCIAS

El resto de partidos del Parlament dirigieron sus baterías hacia el Govern, sin hacer distingos internos. Todos han exigido que el vicepresidente y líder de ERC, Oriol Junqueras, dé explicaciones en sede parlamentaria. Ciutadans, dada la amplitud de los perdigones usados por Vidal y la variedad de temas abordados, ha pedido también la comparecencia del ‘president’  y otros cinco ‘consellers’; el PSC de cuatro más; el PP, de dos más y Catalunya Sí que es Pot se ha limitado al mínimo común denominador de todos, el vicepresidente.  

En cuanto a las declaraciones vertidas, cabe destacar el hilo de continuidad que ha establecido el líder del PSC, Miquel Iceta, entre las palabras de Vidal y las de Artur Mas, cuando era ‘president’ y antes del 9-N señaló que el Govern tenía que usar “argucias” y mostrar “astucia” para esquivar al Estado. De fondo, la crítica al mantra que usa Junts pel Sí de que la independencia llegará sin caer en la “ilegalidad”, sino que ‘saltará’ de una legalidad (la española) a otra (la catalana), sin solución de continuidad.

Y si el entramado judicial del Estado ha dado muestras de ser quisquilloso con declaraciones sobre tortillas y huevos, es obvio que iba a intervenir ahora que todo un senador de las Cortes del Reino de España ventila la existencia de un delito por parte de un Gobierno autonómico. Y así ha sido. La fiscalía superior de Catalunya, a instancias de la del Estado, ha abierto ya diligencias por si ha habido revelación de secretos. Algo, las pesquisas, que el Gobierno también ha demandado que se llevase a cabo.

Y eso que, como quien dice a excepción de la ‘consellera’ de Agricultura, el resto del Ejecutivo catalán ha desmentido, 'conseller' por 'conseller', las palabras de Vidal. Un exsenador que, compungido, ha renunciado al escaño “para no ser un obstáculo para el ‘procés’” y que ha contribuido al intento de de capear la tormenta al afirmar que sus declaraciones, tomadas en su literalidad, “no se ajustan a la realidad”.