Tenso rifirrafe entre Santamaría y Montero por los modales de Podemos

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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La polémica por las formas -en ocasiones abruptas- que Podemos utiliza en el Congreso era un runrún desde hace semanas, pero la tensión se elevó este miércoles durante la sesión de control al Gobierno. Fuentes del grupo parlamentario confirman a este diario que, aunque el debate sobre cómo actuar dentro de las instituciones ha estado presente desde el 20-D, los últimos episodios en el Parlamento han avivado la discusión interna sobre si es eficaz alinearse con una identidad de protesta nítida: algunas voces defienden el concepto de “diputado-activista” y otras entienden que ser contundente en las formas opaca el fondo del trabajo institucional. De momento, indican, no hay ninguna decisión tomada y lo único que ha trascendido son las declaraciones de Pablo Iglesias, que defiende la actuación de sus diputados.

Con el malestar de fondo, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, aprovechó  una respuesta a la portavoz morada, Irene Montero, para cuestionar los modales de los podemistas en el hemiciclo, lo que derivó en un rifirrafe especialmente tirante. La 'número 2' del Ejecutivo ironizó sobre la inexperiencia de Montero y le reprochó que haga “pseudoparlamentarismo” con recortes de periódicos sin contrastar la información. Iglesias, desde su escaño, exclamó “¡qué sinvergüenza!” al escuchar la intervención de Santamaría en respuesta al papel del CNI en las escuchas al Rey emérito. Ya en los pasillos, acusó al PP de “practicar el matonismo”, alegó que su grupo actúa “de manera educadísima” y señaló que los diputados populares les insultan.

El portavoz de los conservadores, Rafael Hernando, considera en cambio que la actuación de Podemos implica “formas de acoso”  y pidió a los morados que no conviertan el hemiciclo en un "circo". PSOE C's comparten la queja y han transmitido ese malestar a la presidenta del Congreso, Ana Pastor.

La polémica se abordó la semana pasada en un encuentro en el que Montero se quejó a Pastor de los insultos y la presidenta le transmitió las quejas de los partidos. La Mesa analizó el caso este martes y decidirá la próxima semana si eleva un apercibimiento al grupo de Unidos Podemos y si elabora un código de buenas prácticas.

Las formas de Podemos no han dejado indiferente a nadie desde que accedieron al Parlamento. La dureza  del discurso de la cal viva, los corrillos sentados en las alfombras, las camisetas tendidas en los escaños, el tono de expresiones como “se la pela” como mofa a Mariano Rajoy y la conducta del diputado Diego Cañamero han tenido consecuencias, pero resulta complejo categorizarlas. 

PROS Y CONTRAS DEL 'TONO ÁSPERO'

Iglesias considera que ese tono “áspero” es necesario para mostrar a los simpatizantes que las instituciones no les “domestican”. Convencido que desde la oposición las posibilidades de transformar la política son escasas, opta por asumir una identidad de partido-protesta. El pasado lunes defendió en la presentación de un libro el uso de improperios en sede parlamentaria.

Entre sus filas y las de sus confluencias territoriales, sin embargo, otros diputados opinan que esas formas contundentes silencian el trabajo parlamentario y “arrinconan” al grupo en el extremo tablero político, lo que impide, sostienen, la posibilidad de crecimiento electoral.

Las discrepancias se han evidenciado en múltiples ocasiones desde el 20-D. Una de las más llamativas, las diferentes posiciones ante la iniciativa 'Rodea el Congreso', durante la investidura de Rajoy.  En una reunión del grupo parlamentario, Iglesias se mostró favorable a acudir a la manifestación mientras que Íñigo Errejón alertó de que esa decisión pondría el foco en posibles altercados en las calles y restaría valor a lo trascendente de la vuelta del PP al Gobierno. Ahora, la tesis estratégica que se imponga tras la polémica en el Congreso y las consecuencias que puedan derivarse están por ver.