RESACA ELECTORAL

Santamaría pide "serenidad" ante la guerra entre el PP y el Gobierno

PILAR SANTOS / GEMMA ROBLES / MADRID

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ni con los graves episodios del 'caso Bárcenas' estos últimos tiempos ni con las dificultades económicas de las autonomías se había visto una guerra semejante entre Gobierno y PP. Ambas partes se echan la culpa de los resultados del 24-M y el tono se ha elevado tanto que la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, poco amiga de someterse a preguntas de los periodistas sobre cuestiones de la vida interna del partido, salió ayer al patio del Congreso con una misión: reclamar "serenidad" a unos y otros, recordar que el único objetivo de todos debe ser trabajar "por la recuperación" y defender el trabajo realizado por Mariano Rajoy estos tres años, ahora que en las propias filas del PP se cuestiona su idoneidad para optar a la reelección.

Tras la desbandada el martes de varios barones populares, muchos dirigentes del PP han abandonado su tradicional prudencia y disciplina y han empezado a hablar claro. Ante el temor a que los electores se ensañen con ellos en las generales de finales de año y continúe la tendencia a la baja que ya han marcado los comicios europeos, andaluces y ahora los municipales y autonómicos, las dudas ya no se comentan solo en privado: ¿es Rajoy el mejor candidato? ¿Quiénes son los responsables de que el PP haya perdido tantos enteros como marca electoral viniendo de una mayoría absoluta? ¿Por qué la vicepresidenta asume un papel tan tecnócrata en su comparecencia de los viernes y se pone de perfil cuando se le pregunta por los escándalos del partido que sustenta al Ejecutivo, del que es ni más ni menos que su portavoz?

DESILUSIÓN

Según varios barones con los que ha contactado este diario, en las juntas directivas y comités que están celebrando durante la semana en sus territorios los dirigentes provinciales y locales piden la palabra y buscan culpables en el Gobierno. "¿Para qué vamos a darnos prisa nosotros en mejorar nuestro partido aquí, en esta comunidad, si el que falla ha dicho que no se va?", se lamentaba un cargo autonómico dando por hecho que al PP le irá mal en las generales. "Nuestra gente está muy desilusionada y así no puedes pedir que remen a favor de nadie", continuó. Esta depresión que se ha instalado en las filas del partido conservador llevó incluso al portavoz en funciones de la Junta de Castilla y LeónJosé Antonio de Santiago-Juárez, a pedir la dimisión del ministro de Industria, José Manuel Soria. La Junta considera que Soria no ha sabido gestionar el sector del carbón y el lunes ya achacó a su "arrogancia" los resultados electorales en ese territorio (donde el PP ha perdido la mayoría absoluta que supuestamente tenía más asegurada de toda España).

EN SORIA NO HAY CARBÓN

El ministro recordó que en Soria no hay carbón y el PP también ha perdido miles de votos y pidió a sus compañeros de partido que las "críticas" se hagan "en casa". Tampoco gustó a la vicepresidenta que, desde dentro, se exija la cabeza de un compañero del Consejo de Ministros. "Declaraciones como esas en este momento ni son oportunas ni las veo justificadas", dijo. La guerra entre el Gobierno y cargos del partido es evidente.

En el bando del Ejecutivo hay quien responsabiliza de que el PP haya perdido 2,5 millones de votos a la falta de estrategia de la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y el resto de la cúpula. Así las cosas, Sáenz de Santamaría dio un paso al frente para decir que es momento de hacer una reflexión "serena, tranquila y sosegada en el Gobierno, en el PP y en todas las instancias" sobre la situación.

Preguntada directamente por el caso de Cospedal, a la que algunas fuentes colocan en la pista de salida como secretaria general y como posible ministra, la vicepresidenta evitó hacer comentarios que pudieran malinterpretarse. Ambas mantienen una relación personal muy tirante y Santamaría no quiso añadir más leña al fuego. La número dos del Ejecutivo, con tono muy serio, defendió a su compañera y dijo que desarrolla una tarea "difícil, dura e ingrata" al frente del partido.

En los próximos días se verá si el toque de atención de la mano derecha de Rajoy ha servido de algo.