LA ESTRATEGIA DE LOS CONSERVADORES

PP para todos los públicos

Santamaría, que se reunió ayer con los parlamentarios del PP, conversa con Rafael Hernando.

Santamaría, que se reunió ayer con los parlamentarios del PP, conversa con Rafael Hernando.

GEMMA ROBLES / PILAR SANTOS / MADRID

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Arranca la semana política para los conservadores con un intento de acercamiento al colectivo de víctimas del terrorismo (cuya asociación mayoritaria sigue desconfiando de la estrategia de Mariano Rajoy en esta materia) y con el anuncio de que quien fue su compañero y después su 'bestia negra', el extesorero Luis Bárcenas, se dispone a salir de la cárcel en cuanto su familia reúna la fianza impuesta. No está mal. A eso hay que sumar que llega amenaza de tormenta electoral (otra más) desde Andalucía, un terreno donde a los populares les sigue siendo complicadísimo cosechar votos suficientes para lograr gobernar, y que el viernes comienza la convención nacional, la cita política con la que el PP pretende dar el pistoletazo de salida a una larguísima precampaña que podría extenderse hasta noviembre.

Con este panorama de fondo llegará esa convención, el evento político de mayor rango en el partido conservador con la excepción del congreso nacional. Según los estatutos internos de los populares, lo que tocaría organizar este año es precisamente un congreso, pero eso implicaría tener que ratificar o sustituir a Rajoy y a su equipo directivo, un examen que el también presidente del Gobierno no parece tener ganas de pasar en estos momentos.

4 MILLONES DE VOTOS EN JUEGO

Rajoy no quiere correr riesgos personalmente ni someter al partido a más tensiones de las necesarias en un año repleto de urnas. Una actitud que explica, en parte, por qué el presidente se prepara actos más o menos tranquilos --la semana después de la convención irá a Barcelona a hablar de reforma fiscal, informa Iolanda Màrmol-- y retrasa tanto la esperada designación de candidatos para las autonómicas y locales, aunque no se descartan noticias en breve sobre alguna plaza importante.

Importante como Madrid y Valencia, dos territorios donde los sondeos alertan desde hace tiempo de que el lastre de la corrupción, los recortes derivados de las políticas de austeridad y la creciente desconfianza en las instituciones pueden jugar una mala pasada a los conservadores. A eso hay que sumar la irrupción de Podemos --parece que también de Ciudadanos-- en el patio político, que podría alterar, y mucho, los resultados de las elecciones del próximo mayo, donde tradicionalmente se había impuesto el bipartidismo. Así las cosas, los populares no cesan de hacer cálculos. Hay mucho poder en juego: creen que tres millones de sus votantes del 2011 ahora no saben qué votar o sopesan abstenerse, y que aproximadamente otro millón de antiguos simpatizantes están dispuestos al 'sorpasso' y a apoyar "especialmente" a Podemos, pero también a Ciudadanos o UPD, informa Patricia Martín.

Apuntan las fuentes consultadas que esos 'renegados' pertenecen mayoritariamente al centro político y que, a su entender, son recuperables y poco tendentes a votar opciones "no seguras" cuando tengan delante una urna. De ahí que se fomente el mensaje del miedo a lo que podría llegar y se presente al PP como garantía de estabilidad política y económica, como ayer volvió a hacer ante su grupo parlamentario la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. "La estabilidad política es confianza y el camino que se ha seguido hasta llegar aquí ha sido muy difícil"; "lo que no se pone en valor, se pone en riesgo", dijo a este respecto.

Pero lo cierto es que también ha detectado fugas, se admite, en el electorado más conservador, que mira de reojo a Vox o UPD. Por eso, en la dirección popular se trabaja ya en la presentación de un PP para todos los públicos o, como resume gráficamente uno de sus miembros, en plantear el partido "como un circo en el que hay que moverse en varias pistas", diversificando mensajes y hasta candidatos. Eso explica que, esta vez sí, se vaya a contar en la convención y en otros actos políticos con el expresidente José María Aznar (del ala dura), y que discursos como el suyo se simultaneen con los de dirigentes más moderados o miembros del Ejecutivo.

"REMATAR LA FAENA"

Ayer fue el turno de Sáenz de Santamaría, quien acudió al Congreso a tratar de insuflar ánimos a sus parlamentarios, a los que instó a no dejarse llevar por las malas previsiones de las encuestas: "Toca trabajar intensamente para rematar la faena y convencer a los españoles de que la estabilidad es un valor". Dejó algunas reflexiones a modo de 'argumentario': sacó a colación que Rajoy llegó al Gobierno de una España "al borde del rescate" y que, ahora, el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisa al alza sus previsiones de crecimiento, como ha hecho este martes. Obvió que la troika (FMI, BCE y UE) rescataron a los bancos españoles con 41.000 millones a cambio de cumplir ciertas condiciones. Pero eso ayer ya no tocaba.