LA ENCRUCIJADA SOCIALISTA

Sánchez transmite a los barones que solo buscará la investidura con Podemos y Ciudadanos

Pedro Sánchez, el pasado 11 de enero en la sede del PSOE.

Pedro Sánchez, el pasado 11 de enero en la sede del PSOE. / periodico

JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

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Tres visiones recorren el socialismo a la hora de abordar los pactos tras las generales. La primera, liderada por la vieja guardia y hasta el momento con escasa influencia interna, sostiene que al PSOE, que con 90 diputados cosechó su peor resultado el pasado 20 de diciembre, no le queda otra opción que abstenerse y dejar gobernar al PP. La segunda, de la que participan los principales barones, recela de un acuerdo con Podemos, que en principio requeriría la abstención de los independentistas, y busca que el partido se comprometa a no llegar a la Moncloa en esas circunstancias. La salida que defienden en privado pasa por otros comicios. Y después está la dirección socialista, con Pedro Sánchez a la cabeza. El secretario general se ha reunido estos días con los líderes territoriales para preparar el comité federal del sábado, y a quienes desconfían de él, que son los más relevantes, les ha transmitido que solo contempla buscar la investidura, que se anticipa muy complicada, con Podemos y Ciudadanos.

"Si no es con Pablo Iglesias y Albert Rivera, esto no sale", señala un colaborador de Sánchez, que este viernes se reunió con la presidenta de Andalucía, Susana Díaz; el de Asturias, Javier Fernández, y el líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta. Los dos primeros mantienen sus suspicacias hacia el secretario general: a finales del año pasado participaron en una fallida maniobra para relevarle cuanto antes. El tercero es uno de sus más acérrimos defensores.

MIRANDO "A LA ESPALDA"

"No tengo ninguna desconfianza hacia el secretario general", dijo Iceta tras su encuentro con Sánchez, a quien veía, continuó en referencia a los movimientos orgánicos para minar su autoridad, "mirando en todas direcciones, incluso a su espalda". Díaz eludió valorar la actitud del líder, pero tanto ella como la mayor parte de los dirigentes autonómicos del partido mantienen sus recelos y consideran que no puede ser presidente del Gobierno gracias a ERC y Democràcia i Llibertat.

Para aplicar sus temores, Sánchez les ha comunicado estos días que no piensa negociar en ningún caso con el separatismo, algo que, según su núcleo duro, prueba el mensaje que este viernes transmitió al Rey el portavoz parlamentario de Democràtica i Llibertat, Francesc Homs. "Le he dicho que, con lo que conocemos, votaremos 'no' al PSOE y a Podemos. Del PP no merece la pena ni hablar", explicó el 'exconseller'.

VUELTA DE TUERCA

Aun así, la dirección socialista sigue insistiendo en que no podría hacer nada si el independentismo se abstiene. Para evitar esta hipótesis, los líderes territoriales han debatido esta semana la posibilidad de darle una vuelta de tuerca a la resolución aprobada por el PSOE el mes pasado. El documento se compromete a "votar en contra" del PP y no negociar con quienes defiendan la autodeterminación, pero los barones quieren que también se asuma la imposibilidad de gobernar gracias a ERC y Democràcia i Llibertat.

En principio, su pretensión no saldrá adelante. El orden del día del comité federal habla de abordar la fecha del próximo congreso, que tendrá lugar en primavera, y el procedimiento impide la aprobación de resoluciones sobre asuntos distintos. Aun así, un presidente autonómico no descartaba este viernes extraer a Sánchez un compromiso verbal en este sentido.

NEGOCIACIONES COMPLICADAS

El cónclave se anticipa menos traumático que los anteriores. El secretario general aún no ha iniciado negociación alguna (no lo hará como mínimo hasta el miércoles, un día después de verse con el Rey) y confía en haber tranquilizado para entonces a los barones. Al menos a corto plazo. Pero el entorno del secretario general admite que el acuerdo que plantean, con Podemos y Ciudadanos votando a favor de la investidura de Sánchez o el primero apoyándola y el segundo absteniéndose, resulta muy difícilIglesias sigue presionando a Sánchez para abordar el Gobierno de coalición que propone. Y Rivera repite cada día que no quiere a Podemos como compañero de viaje.