CONFERENCIA AUTONÓMICA SOCIALISTA

Sánchez presenta al PSOE como el único partido que no "divide"

JUAN RUIZ SIERRA / VALENCIA

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Pedro Sánchez cenó el pasado sábado en la sede de los socialistas valencianos. Fue un encuentro sencillo, nada protocolario, con los miembros de la ejecutiva del PSOE y los líderes territoriales sirviéndose comida fría de pie y conversando en grupos reducidos. Dicen varios de los asistentes que el secretario general no aparentaba estar en su mejor momento. La primera jornada de la conferencia autonómica del partido, pensada para preparar las elecciones de mayo, acababa de terminar. Aunque los socialistas habían escenificado un cierre de filas con su líder, debilitado en los últimos meses, dos circunstancias habían empañado el cónclave: la ausencia por una inoportuna gripe de Susana Díaz, la presidenta andaluza, y las palabras del castellano-manchego Emiliano García-Page, que explicó que la «unidad» en torno al secretario general era «crítica». Sin embargo, apenas 12 horas después, ayer, Sánchez cerró la conferencia con el «mejor discurso que se le recuerda», frase en la que coinciden tanto los críticos como quienes le siguen apoyando.

Fue una intervención de alto contenido emocional, pensada para romper la actual dicotomía entre el PP y Podemos. Tras la multitudinaria marcha del partido de Pablo Iglesias el día anterior en Madrid, que eclipsó el inicio de la conferencia socialista, Sánchez optó por obviar al fenómeno político que amenaza la hegemonía del PSOE en la izquierda y centrarse en las críticas a Mariano Rajoy. «Nunca lo olvidéis: a quien teme el PP es al PSOE», dijo a los suyos al final de su discurso.

«España ya no soporta más divisiones», había dicho al comienzo. La tesis fue que el PSOE es el único partido, entre los tres con opciones de gobernar, que no provoca fracturas en la sociedad. La derecha, arguyó, «divide» al «buscar la recuperación para el 10% privilegiado mientras abandona al 90% de los españoles». Y Podemos, al que no citó por su nombre, «divide» al «pescar en el río revuelto del desencanto».

LA «EXPLOTACIÓN»

Entre un momento y otro, con ocasionales gritos de «¡presidente!, ¡presidente!» por parte de un sector del auditorio, el líder socialista insufló esperanza -«nuestro partido es un partido de ganadores», señaló-, propuso ideas tan amplias y ambiciosas como la «refundación del capitalismo» -sin mayor concreción- y defendió los beneficios de la unidad territorial ante el auge del independentismo en Catalunya.  Pero Sánchez, sobre todo, se centró en criticar al PP por el flanco social. Su acción de Gobierno en esta legislatura, sostuvo, puede resumirse en una palabra: «Explotación».

«¿De qué presume Rajoy? -se preguntó-. ¿De ser el presidente con el que más ha crecido la desigualdad y la pobreza? ¿De ser el presidente que ha traído los contratos de 54 días de media y los sueldos medios de menos de mil euros

En los algo más de seis meses que lleva al mando del PSOE, Sánchez no había logrado concitar hasta ahora un aplauso tan unánime con sus intervenciones. No acababa de lograr, según la mayoría de los dirigentes socialistas, el tono adecuado para el cargo que ocupa. Pero ayer la tendencia se invirtió. Dicen sus colaboradores más cercanos que ahora hay más involucrados en la confección de sus discursos y que él, mientras tanto, está «creciendo».