Sánchez cree "indecente" dar por finalizada la crisis

Sánchez, ayer, antes de iniciar su balance del año, en Madrid.

Sánchez, ayer, antes de iniciar su balance del año, en Madrid.

IOLANDA MÁRMOL / BARCELONA

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Era el discurso de balance del año, pero Pedro Sánchez sacó ayer en la sede de Ferraz la máquina electoral con una intervención mitinera dirigida al corazón de la clase media, a la que advirtió que el triunfalismo del Gobierno son solo fuegos artificiales y que el cambio a mejor solo llegará cuando el PSOE vuelva a Moncloa. El secretario general de los socialistas hizo guiños constantes a esa clase media  y a los trabajadores, en una clara estrategia electoral por recuperar las fugas de voto a Podemos que incendian las encuestas y los despachos de Ferraz. Aunque fuentes socialistas aseguran en público que sus análisis demuestran que el partido de Pablo Iglesias ya ha tocado techo, Sánchez exhibió su lado más persuasivo para reconquistar a esos  simpatizantes que amenazan con huir y lo hizo erigiéndose como salvador de la clase media frente a un presidente insensible injusto y anacrónico, incapaz de empatía y al que tildó como el «más retrógrado» desde 1977.

Sánchez criticó la «autocomplacencia» del Ejecutivo, insistió en que «la crisis no es historia», y acusó a Rajoy de «castigar» a la clase media y trabajadora mientras favorece a las grandes fortunas. «Es indecente e injusto que un Gobierno que decreta el fin de la crisis siga recortando en educación y sanidad, en prestaciones a desempleados y que suba solo 3 euros el salario mínimo», criticó Sánchez.

La rueda de prensa del líder socialista empezó apenas 20 minutos más tarde que la del presidente del Gobierno, pero ese escaso tiempo que tuvo el líder socialista para escuchar el mensaje de la Moncloa le fue suficiente para detectar que el PP va a utilizar el cebo del fin de la crisis como reclamo electoral. «Le pido a Rajoy que no utilice la palabra recuperación en vano», reclamó.

EL TABU DE DÍAZ / Pedro Sánchez es consciente de que en las elecciones autonómicas y municipales del próximo mayo no solo combate contra el PP y Podemos, sino sobre todo, contra las voces más críticas de su propio partido que cuestionan su liderazgo. Sin embargo, no quiso precisar ayer qué sería un mal resultado electoral, ni donde está la línea roja de expectativas como para que otra figura del PSOE le disputase las primarias a candidato a las elecciones legislativas de 2015, una pugna interna que se celebra el 26 de julio, solo dos meses después del examen frente a las urnas en autonomías y ayuntamientos. Pese a los avisos a navegantes, desacuerdos y órdagos de intensidad que Sánchez ha intercambiado con la presidenta andaluza, Susana Díaz, el secretario general opta ahora por frenar la disputa, por lo menos ante los micrófonos.

EXCESO DE TRIUNFALISMO /El resto de la oposición también criticó el balance del Gobierno. El portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, echó en falta más autocrítica y afeó a Rajoy su exceso de «triunfalismo» en lugar de centrarse en una actitud conciliadora para buscar más acuerdos. ICV criticó con dureza el discurso de Rajoy y su líder en el Parlament, Joan Herrera, dijo que la única noticia verdaderamente positiva es que «queda menos para echarlo».

Para Podemos, el balance demuestra que Rajoy «no conoce el país del que habla» y que el optimismo que enarbola es «una recuperación sin cara, sin piel y que no llega a las familias».

Las críticas fueron generalizadas y pusieron de relieve que la carrera preelectoral ha empezado, aun con navidades de por medio. Con doce meses de horizonte, examen en mayo, disputas internas y el  pandemónium que hierve en las encuestas, resulta tan complicado atisbar quién hará el próximo balance del año desde la Moncloa y como quién estará al frente de los partidos en la oposición.