El cónclave socialista

Sánchez busca el equilibrio entre su liderazgo y el empuje andaluz

El secretario del PSOE, Pedro Sánchez (a la derecha), charla con su número dos en el partido, César Luena.

El secretario del PSOE, Pedro Sánchez (a la derecha), charla con su número dos en el partido, César Luena.

JUAN RUIZ SIERRA
MADRID

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El nombramiento de César Luena como secretario de organización del PSOE, divulgado ayer, puede interpretarse de dos formas distintas: como una muestra de la intención del nuevo líder, Pedro Sánchez, de marcar su propio paso; o bien como un síntoma de que el todopoderoso socialismo andaluz manda mucho más de lo que reconoce en público. Luena, de 33 años, no proviene de Andalucía sino de La Rioja, y se encuentra entre los dirigentes de más confianza de Sánchez. Pero también es muy cercano a Susana Díaz, presidenta de la Junta y principal artífice del triunfo del nuevo líder del PSOE frente a Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias, quienes consideran que el vencedor no está llevando a cabo la integración prometida.

Según un colaborador de Sánchez, en la elección de Luena han influido «los dos factores». Por un lado, emitir la señal de que el secretario general, que será proclamado hoy durante el primero de los dos días que durará el congreso del PSOE, es el que decide quiénes son sus más estrechos colaboradores. Por otro, que Andalucía respire tranquila. El pasado jueves, Díaz, que había inaugurado la ronda de contactos con los líderes territoriales que Sánchez emprendió tras ganar la consulta a los militantes, volvió a Ferraz, nombre de la calle donde se encuentra el cuartel general de los socialistas, para reunirse con el nuevo líder. La elección de Luena ya se había tomado. Díaz no puso ninguna pega, y de allí salió también el nombre de la presidenta del partido, puesto rechazado por Díaz y que es sobre todo simbólico: será Micaela Navarro, quien preside, asimismo, a los socialistas andaluces.

LA EXPERIENCIA / El nuevo secretario de organización, que en teoría tendrá capacidad de mando sobre todas las federaciones y será el número dos del partido al desaparecer el cargo de vicesecretario general, conoce a Díaz desde sus tiempos en las Juventudes Socialistas. Luena fue del 2003 al 2007 concejal de su pueblo, Bobadilla, de 130 habitantes; un año después, en el 2008, entró como diputado en el Congreso, puesto en el que ha repetido durante este legislatura. Desde el 2012 es líder de los socialistas riojanos. Y es, también, alguien muy vinculado a Sánchez, uno de los más activos durante la pasada campaña por el liderazgo del partido y uno de los colaboradores que más se ha implicado estos días en la confección de la ejecutiva.

«Su elección tiene cosas buenas y malas -señala un líder territorial-. La buena es que es un nombramiento de Pedro. La mala, que está verde. Pero eso tampoco es un mal síntoma, porque implicará que la nueva dirección sea más colegiada. No como la anterior, donde las decisiones se tomaban entre tres».

Otro signo que en este nuevo PSOE prefigura una mayor búsqueda de consensos internos, o al menos con las cúpulas de las federaciones, es la composición de la ejecutiva. Se conocerá hoy por la mañana, pero todos los consultados señalan que habrá al menos cuatro barones: el propio Luena, el manchego Emiliano García-Page, el madrileño Tomás Gómez y el valenciano Ximo Puig, que asumirá una secretaría. El PSC también tendrá dos puestos en la dirección; uno de ellos para Carme Chacón. Todo apunta que será la nueva secretaria de Relaciones Internacionales. «Está bastante cerrado», señalaron ayer fuentes cercanas a la exministra.