Saldrá un partido anticanino

El parque de la Estació del Nord, invadido de perros, el viernes pasado.

El parque de la Estació del Nord, invadido de perros, el viernes pasado.

RAMÓN
Vendrell

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En Barcelona hay censados 141.789 perros con el preceptivo  microchip, informa el Consell de Col·legis de Veterinaris de Catalunya, que rehúsa hacer una estimación de los canes pirata que puede haber en la ciudad. Da igual. Más o menos toca a un perro por cada diez habitantes.

Por otro lado el 3,65% de la población (el 4,11% de los hombres y el 3,13% de las mujeres) tiene mucho o muchísimo miedo a los perros, según un estudio realizado en una localidad del Alt Penedès por el doctor Jordi Gago bajo la dirección de Antoni Bulbena, catedrático de Psiquiatría y Medicina Legal de la Universitat Autònoma de Barcelona. No abundan las investigaciones sobre miedos pero tampoco las diferencias entre los habitantes del Alt Penedès y los de Barcelona. A más personas aterrorizan, indica el análisis, ratas, serpientes, murciélagos, parásitos y gusanos, pero no está mal a cuántas causan miedo severo los perros. A unas 55.000 en Barcelona.

Bulbena divide en tres niveles los efectos de cruzarse con perros en personas que les tienen mucho o muchísimo miedo. Nivel fisiológico: les dan palpitaciones o ahogos. Nivel conductual: salen disparadas o se esconden, llegando a renunciar a ir a lugares donde saben que hay perros. Nivel mental: sufren terror.

«Es una reminiscencia habitual de tiempos en que el hombre tenía que preocuparse de depredadores más importantes», dice Bulbena.

Existen unas fotografías que resumen lo que es tener miedo a los perros. Vladimir Putin sonríe triunfal y Angela Merkel «parece que lleve pañales», en palabras de Bulbena. La diferencia entre ambos visajes la marca Koni, el labrador al que Putin invitó al encuentro entre ambos mandatarios a sabiendas de que a Merkel le dan mucho o muchísimo miedo los chuchos.

Un barcelonés que tiene mucho o muchísimo miedo a los perros, digámoslo ya un barcelonés que tiene cinofobia, hace cosas raras cuando va por la calle. Cambia de acera si ve que va a encontrarse con un perro. O como mínimo y de repente se pone en el extremo más guarecido de una fila lateral si va acompañado. Y nunca dobla una esquina sin precauciones, porque del lado invisible podría salir un perro, máxime con el éxito de las correas extensibles.

A uno de estos 55.000 barceloneses ni se le ocurree pasar por un parque. De hecho cabe entender la extrema indiferencia del ayuntamiento sobre lo que sucede en los parques como una medida contra el consumo de cannabis. ¿Cómo diablos van a ir los adolescentes a fumar porros a los parques con la juguetona jauría  que se ha apropiado de ellos?

Estampida de búfalos

El parque de la Estació del Nord es un paradigma del planeta de los perros en que se ha comvertido Barcelona. En todos lados pone bien claro que los perros deben ir con correa y está prohibido pisar la hierba. Pero  la realidad es que por los prados corren y brincan y juegan a devolver la pelota al amo decenas de perros, de tal manera que a nadie sin chucho, cinofóbico o no, se le ocurre poner un pie en el césped, entre otras cosas porque parece que por allí haya pasado una estampida de búfalos o sufra el terreno una plaga de topos. Ya la situación adquiere aires de recochineo cuando ves el letrero de prohibido jugar a fútbol infringido ¡por perros!

En el parque de la Estació del Nord hay una zona canina, pero no mola tanto como todo el parque y ya que nadie dice nada para qué vamos a encerrarnos allí. La sede de la Guardia Urbana que hay justo al lado no sabe, no contesta.

Que conste: el parque de la Estació del Nord no es una rareza.

Los perros ya pueden entrar en el metro para alegría de los cinofóbicos: 55.000 personas. Y los perros aún pueden ir sueltos por la calle (no por los parques) porque el alcalde Xavier Trias, muy en su estilo, decretó una moratoria ante tan drástica medida. Uy, que los chuchos tengan que ir con correa.

Antes o después saldrá un partido anticanino y como mínimo tendrá 55.000 votos, que son muchos.