Rivera se erige como defensor del «patriotismo constitucional»

Rivera, entre Arrimadas, candidata a la Generalitat, y Garicano, director de su programa económico, ayer.

Rivera, entre Arrimadas, candidata a la Generalitat, y Garicano, director de su programa económico, ayer.

PILAR SANTOS / MADRID

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Albert Rivera ha visto cumplido parte de su sueño este domingo en Madrid. Lo ha confesado nada más subir al escenario del Teatro La Latina. Con el auditorio lleno y un calor asfixiante en la calle que se colaba hasta la primera fila, el presidente de Ciudadanos ha admitido que llevaba años esperando ese momento: su acto de proclamación como candidato a la Moncloa.

La meteórica expansión del partido naranja será digna de ser estudiada por parte de los historiadores políticos y de la comunicación. En apenas seis meses, Ciudadanos ha logrado asentarse en toda España y ha pasado de tener 11 concejales y 9 diputados autonómicos a contar con 1.550 concejales, 89 alcaldes, 756 grupos municipales y 12 grupos parlamentarios autonómicos, con casi 80 diputados. Una velocidad de crecimiento sin parangón. Rivera trata de apabullar a sus contrincantes con su evolución y les amenaza con rematar su trabajo con un triunfo en las generales. Afirma que es el único político que tiene lo que España «necesita en estos momentos»: capacidad de diálogo para «sentar a todos los dirigentes en la misma mesa», como hizo Adolfo Suárez en la Transición, y recuperar «valores» que no deberían haber pasado «de moda», como es el de la «unidad». «No vamos a tener complejos en defender el patriotismo constitucional», ha asegurado entre aplausos.

Las reformas más urgentes

El presidente de Ciudadanos ha declarado que «la unión de un país no es una broma ni un eslogan». «No es una bandera en un acto», ha añadido, en referencia al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Rivera ha afeado a socialistas y populares que en las últimas décadas hayan «vendido» la unidad de España por pactar con los nacionalistas, catalanes y vascos, para llegar al Gobierno, algo que él descarta hacer si se diera esa circunstancia.

El líder del partido naranja ha defendido su proyecto para la «nueva era política que se va a abrir en España» y que basa en una serie de reformas (justicia, educación, administración y regeneración política) que considera urgentes. Si algún partido le va a buscar tras las generales de otoño, se las exigirá negro sobre blanco, aunque Rivera ha pedido a su equipo que piense que tienen opciones para ser la fuerza más votada. «Estamos a tres o cuatro puntos del PP y del PSOE, según las últimas encuestas. Y con esa diferencia y quedando cuatro meses debemos salir a ganar», ha concluido.

Rivera se ha despedido recordando que él y su partido tienen las «manos limpias» y asegurando que su objetivo primero es «cambiar las reglas de juego». «Cambiarlo todo sin romperlo todo», ha apuntado antes de citar sus cuatro pilares «sagrados»: la Constitución española, el Estado del bienestar, la economía de mercado y la Unión Europea.